En los primeros años del siglo XX, las mujeres comenzaron a luchar contra los «machacadores», un término de la jerga utilizado para describir a los hombres lascivos o depredadores de la época. Las mujeres de todas las edades estaban preparadas para toques no deseados, comentarios indeseables o descortesía de cualquier tipo. Un alfiler de sombrero de 20 cm (ocho pulgadas) de largo, normalmente utilizado por las mujeres para mantener elaborados sombreros en su lugar, era ideal para hacer un comentario durante un asalto. Una sombrilla o paraguas también fue útil para las mujeres que comenzaron a disfrutar de más libertad fuera del hogar, como tomar el transporte público solas o caminar de noche sin escolta.
Escúchalos rugir:
Fue una época liberadora para las mujeres. Un hombre ya no “llamaba” a la casa de una mujer, cortejándola en el salón bajo la estrecha mirada de sus padres. Ella era libre de ser llevada a un espectáculo o un salón de baile.
Los sufragistas de la época rechazaron la idea de que las mujeres sin acompañante deberían vestirse lo más modestamente posible para evitar atención no deseada.
En 1910, el ayuntamiento de Chicago intentó prohibir las horquillas de más de nueve pulgadas (23 cm), amenazando con arrestarlo y con una multa. La respuesta de las activistas: «Ningún hombre tiene derecho a decirme cómo me vestiré y qué me pondré».