¿Qué es la culpa?

La palabra «culpa» se usa en una variedad de sentidos. La mayoría de la gente lo usa para describir un estado de responsabilidad por una acción como un crimen, o para describir sentimientos de conflicto emocional y malestar que pueden surgir después de que alguien hace algo que no debería hacer. Como emoción, la culpa es sumamente compleja, y analizarla y los sentimientos que la rodean son habituales en las sesiones de psicoterapia. Algunos psicólogos creen que la culpa es un aspecto muy importante del comportamiento humano.

La culpa se deriva del inglés antiguo gylt, que significa «crimen». Este origen explica el primer sentido de la palabra, el de responsabilidad por un delito o acción. En el mundo legal, se determina mediante juicios que sopesan las pruebas disponibles para decidir si alguien cometió un delito o no. Las personas también pueden confesar ser culpables de algo como sacar la última galleta del frasco o dejar el agua corriendo en el baño. Si bien estos actos no son necesariamente delitos, son socialmente inaceptables en muchas culturas.

Es importante distinguir la culpa del remordimiento. En el sentido legal, alguien puede ser culpable sin sentir remordimiento, un sentimiento genuino de dolor por la comisión de un acto. En psicología, sin embargo, muchas personas sienten ambas emociones. Los psicólogos consideran que la ausencia de remordimiento por crímenes atroces como el asesinato en serie sugiere una personalidad psicopática, lo que hace que la distinción entre estos dos conceptos sea muy importante.

En el sentido psicológico, la culpa es una emoción muy difícil y complicada de precisar. Además de sentir esta emoción por actos legítimamente ilícitos, las personas también pueden estar condicionadas a sentirla por hechos más ambiguos. Por ejemplo, sentirse culpable por no pagar la factura de la luz es una emoción bastante sencilla, pero sentirse así por comer un muffin tiene más matices. Algunas personas con afecciones psicológicas luchan con la culpa como parte de su condición general.

Los sentimientos de culpa son comunes entre los perfeccionistas, personas que se esfuerzan por ser perfectas. Si bien la mayoría de la gente quiere tener éxito en la vida, el perfeccionismo puede llevar este deseo común a un nivel peligroso. Algunas personas con trastornos alimentarios, por ejemplo, también son perfeccionistas, y este rasgo los lleva a perder peso peligrosamente, a esforzarse para perder más y a tener sentimientos de culpa por acciones en las que otras personas ni siquiera piensan, dejen pasar. ver negativamente. La culpa también surge en los sobrevivientes de traumas, víctimas de abuso y personas que han tenido una infancia difícil. Resolver estos sentimientos, así como el remordimiento, es una parte importante del proceso de curación.