El parpadeo de atención es un fenómeno de percepción en el que las personas a las que se les presenta una secuencia rápida de información pueden perder el segundo de dos objetivos. Por ejemplo, se le puede pedir a alguien que identifique letras en una cadena de números presentados una por una. La primera letra, un objetivo importante, sería captada por el sujeto de estudio, pero una segunda letra parpadeante segundos después podría no ser observada. Hay una serie de teorías para explicar cómo y por qué funciona, y los estudios han explorado sus limitaciones y parámetros para aprender más sobre la percepción visual.
A medida que el cerebro maneja un flujo rápido de información entrante, tiene que asignar recursos de procesamiento para comprender, interpretar y almacenar la información. El cerebro humano tiene una capacidad de procesamiento considerable para tareas complejas, pero incluso tiene limitaciones. El parpadeo de atención es un ejemplo que tiene importantes implicaciones para las personas que trabajan en entornos donde pueden estar inundadas de información. Un inspector de equipaje de un aeropuerto, por ejemplo, podría ver un cuchillo en una bolsa, pero podría pasar por alto un segundo cuchillo en otro que se mueve inmediatamente después, a menos que el equipo esté calibrado para adaptarse al parpadeo de atención.
Una teoría involucra los procesos neurológicos involucrados en la percepción. Las personas que buscan objetivos específicos en un flujo de información experimentan una explosión de neurotransmisores cuando detectan un objetivo. Las células que emiten estos neurotransmisores necesitan recuperarse, en lo que se conoce como período refractario. Este período puede ser corto, pero puede ser lo suficientemente largo como para perder un segundo estímulo. El parpadeo de atención dura alrededor de medio segundo, lo que da crédito a esta hipótesis.
Otros investigadores sugieren que puede haber un problema de capacidad de percepción. Varios procesos están involucrados en la percepción y el procesamiento visual, y coordinarlos en todo el cerebro puede pasar factura. Las personas que se enfrentan a estímulos complejos pueden no ser capaces de manejarlos todos. Los estudios sobre el parpadeo atencional han utilizado herramientas como la meditación para determinar si es posible aumentar el enfoque y la precisión perceptiva, y algunos sugieren que este es el caso, lo que indica que los cerebros podrían potencialmente entrenarse para expandir sus habilidades perceptivas.
Una excepción interesante a esta regla se documentó en un artículo de Journal of Experimental Psychology publicado en 2008, donde los investigadores encontraron que los rostros no parecían estar sujetos a un parpadeo de atención. El rostro es a menudo una excepción a las reglas de percepción, lo que puede deberse a que es de importancia crítica para reconocer a otros humanos e interactuar con ellos con éxito. Las personas necesitan ser capaces de leer las señales faciales en una conversación, por ejemplo, y estarían mal atendidas si no pudieran detectar señales de emociones en el rostro de un interlocutor.