La psiquiatría penitenciaria es una especialización médica que se centra en las necesidades de salud mental de las personas encarceladas. Dependiendo de las instalaciones en las que trabajen, los psiquiatras penitenciarios pueden asumir la responsabilidad de evaluar el estado mental de los reclusos y recetar medicamentos, así como otros tratamientos para el alivio de los síntomas psiquiátricos. En algunos casos, brindar terapia también puede ser parte de la psiquiatría de la prisión, aunque es más probable que la brinden consejeros y trabajadores sociales clínicos en lugar de psiquiatras. En algunos casos, la psiquiatría de la prisión puede ser parte de un plan de rehabilitación para un recluso, particularmente en situaciones en las que el recluso ha conocido problemas psiquiátricos antes de ingresar a la prisión y un juez le ordena al recluso que cumpla con un plan de tratamiento.
La psiquiatría es la rama de la medicina que se enfoca en evaluar y tratar el estado mental de sus pacientes. Los psiquiatras son médicos que completan una extensa residencia en psiquiatría y que están capacitados para diagnosticar enfermedades mentales, brindar terapia y recetar medicamentos psiquiátricos. Dado que muchas personas en prisión padecen o desarrollan enfermedades mentales, la psiquiatría penitenciaria es necesaria para la protección de los reclusos y el personal penitenciario y, a menudo, es un aspecto crucial del proceso de rehabilitación.
La disponibilidad de psiquiatría penitenciaria variará entre las instituciones correccionales. En algunos casos, un psiquiatra de la prisión puede tener interacciones limitadas con los reclusos y puede actuar principalmente como consultor de los proveedores de atención primaria de salud de la prisión. En otros lugares, el psiquiatra puede involucrarse más con los reclusos, particularmente en una situación en la que un recluso tiene una enfermedad mental grave o requiere ajustes continuos en su régimen de medicación. En algunos casos, la prisión puede ser la primera vez que un recluso tiene acceso a atención psiquiátrica y debe cumplir con un régimen de medicación. Esto puede provocar cambios significativos en el estado mental de un recluso, que deben ser monitoreados por profesionales de la salud mental para maximizar las posibilidades de un tratamiento efectivo y continuo.
En algunos casos, se esperará que los profesionales de la psiquiatría carcelaria evalúen el comportamiento de un recluso cuya cordura está en duda o que pronto puede ser trasladado a otra prisión o incluso liberado en la sociedad. En tales casos, el psiquiatra normalmente trabajará con los guardias de la prisión y otras personas que trabajan habitualmente con el recluso para desarrollar una comprensión del nivel de funcionamiento del recluso. Dependiendo de las circunstancias, el psiquiatra puede recomendar un plan de atención de salud mental continua incluso después de que el recluso abandone la instalación.