La dermatitis alérgica es una inflamación de la piel causada por la exposición a un alérgeno. Esta afección de la piel es muy común. Existen numerosos tratamientos que se pueden utilizar para tratar la dermatitis alérgica. Por lo general, el cuidado de esta afección es supervisado por un dermatólogo, un médico que se especializa en la identificación y el tratamiento de los trastornos de la piel. Se recomienda recibir tratamiento porque no hay razón para permitir que la irritación de la piel persista sin tratamiento cuando se puede controlar y porque a veces la dermatitis alérgica se acompaña de complicaciones que podrían convertirse en problemas médicos.
En la dermatitis alérgica por contacto, la piel reacciona directamente a algo con lo que entra en contacto. Por ejemplo, una persona alérgica a la lana que usa prendas de lana podría experimentar un brote de dermatitis alérgica en las áreas donde la piel entró en contacto con la lana. Asimismo, las personas a veces también pueden desarrollar dermatitis cuando ingieren un alérgeno como resultado de una reacción inmune prolongada.
La dermatitis ocurre cuando el sistema inmunológico piensa erróneamente que algo es una amenaza y reacciona para neutralizarlo. La reacción causa inflamación, lo que provoca picazón, enrojecimiento e hinchazón. El paciente también puede experimentar dolor, especialmente si la dermatitis es crónica y, a veces, la piel puede agrietarse y ulcerarse. El área de la ruptura puede ser extremadamente incómoda, especialmente si está atrapada debajo de las bandas de una prenda.
Muchas afecciones pueden parecerse a una dermatitis alérgica, y es posible que se necesite un dermatólogo para examinar el sitio y realizar pruebas de diagnóstico para confirmar que se está produciendo una reacción alérgica. Una vez que se identifica la dermatitis alérgica, el médico puede comenzar a reducir los posibles alérgenos. Se pueden utilizar pruebas de provocación en las que el paciente esté expuesto a alérgenos conocidos.
Una forma de tratar la dermatitis alérgica es evitar la exposición a los alérgenos en cuestión. Si, por ejemplo, alguien desarrolla dermatitis de contacto después de manipular un determinado alimento, ese alimento puede evitarse en el futuro. También se pueden recetar medicamentos para que las reacciones inmunitarias no sean tan fuertes, lo que permite que las personas estén cerca de los alérgenos sin necesariamente experimentar una reacción grave. Para los brotes en curso, se pueden recetar cremas para la piel para reducir la inflamación y la picazón y hacer que el paciente se sienta más cómodo.
Los pacientes con antecedentes de dermatitis alérgica deben asegurarse de que se indique en sus historias clínicas. Las alergias cutáneas a cosas como el látex y la maicena son especialmente importantes de registrar porque las personas que brindan atención médica pueden necesitar tomar medidas especiales para evitar desencadenar alergias.