Quizás la causa más común de dolor y debilidad muscular es la fatiga debido al uso excesivo, pero afecciones más graves como traumatismos y distensiones y roturas musculares también pueden provocar dolor y debilidad muscular. En la mayoría de los casos, el dolor y la debilidad muscular se pueden tratar con mucho reposo, aplicación de hielo, compresión y elevación, lo que se conoce comúnmente como tratamiento RICE, aunque en casos más graves, pueden ser necesarios medicamentos como analgésicos o píldoras antiinflamatorias para tratar la zona afectada. En los casos más graves, puede ser necesaria una cirugía para reparar un músculo dañado. Por lo general, esto solo es necesario cuando se rompe un músculo.
A medida que los músculos se cansan, tienden a tensarse. Este endurecimiento puede provocar molestias en los músculos afectados. El dolor y la debilidad muscular pueden ser el resultado del uso excesivo debido a la actividad física, como los deportes o las rutinas de trabajo diarias. Los músculos tensos también son más propensos a lesionarse; Las distensiones musculares se producen cuando las diminutas fibras que forman los músculos se desgarran y provocan dolor en el músculo afectado. Cuando ocurre una lesión de este tipo, el descanso es importante para permitir que los músculos se curen por sí solos. La fatiga o el dolor muscular pueden deberse a la acumulación de ácido láctico en los músculos, por lo que beber muchos líquidos puede ayudar a aliviar parte del dolor y la debilidad muscular.
Un músculo también puede romperse por completo debido a una lesión o uso excesivo. Una ruptura muscular ocurre cuando las fibras musculares se desprenden completamente de los tendones o del tejido muscular. El músculo a menudo se hincha y la inflamación y el dolor intenso acompañarán a la lesión. Una ruptura muscular puede ser extremadamente dolorosa y, en muchos casos, el músculo deberá repararse quirúrgicamente. El tiempo de recuperación de una lesión de este tipo será significativamente más largo que el de una distensión muscular, y la recuperación completa requerirá una rutina de fisioterapia gradual que restablezca la movilidad y desarrolle la fuerza.
Los atletas pueden optar por combatir el dolor y la debilidad muscular intentando mejorar su umbral de ácido láctico. El cuerpo utiliza el glucógeno como energía durante el ejercicio y el ácido láctico es un subproducto del glucógeno gastado. Cuando el ácido láctico se acumula en los músculos, los músculos pueden volverse doloridos, débiles, tensos o incómodos de alguna otra manera. Este malestar suele producirse después de un ejercicio físico intenso, pero el rendimiento durante el ejercicio puede verse afectado debido a la acumulación de ácido láctico. Los entrenadores profesionales pueden ayudar a un atleta a desarrollar un plan estratégico para mejorar el umbral de ácido láctico, lo que permite que el atleta se desempeñe mejor durante períodos de tiempo más largos y evite el dolor muscular y la debilidad asociados con la acumulación de ácido láctico.