Los límites personales son un conjunto de limitaciones físicas y psicológicas que las personas necesitan para mantener un sentido de privacidad y autonomía en su vida cotidiana. Si bien lo que define los límites aceptables para los límites personales varía de un individuo a otro y también de una cultura a otra, existen temas comunes. El aumento de los niveles de tecnología de comunicaciones portátil y de fácil acceso también ha contribuido a aumentar la tensión en la capacidad de mantener niveles aceptables de distancia y privacidad dentro de la sociedad.
Incluido en el concepto de límites personales está el concepto de comportamiento aceptable en grupos sociales. Tanto las creencias religiosas y políticas como los niveles de estatus económico y social en un grupo crearán un conjunto único de límites personales para cada individuo. Lo que puede ser completamente tolerable para una persona como tema de conversación, puede resultar intolerable para otra. Tales violaciones de los límites personales a menudo permanecen ocultas a menos que el individuo ofendido esté dispuesto a enfrentar el rechazo y admitir que el comportamiento es inaceptable para él o ella.
La empatía espacial, o el estudio de la proxémica, es un aspecto de los límites personales que es inmediatamente evidente cuando los individuos se entremezclan en entornos sociales o culturas desconocidas. Los seres humanos retienen un espacio personal, o una burbuja de territorio, a su alrededor mientras se mueven, con un reclamo psicológico como propio. Cuando esto se entromete, puede ser una violación de los límites personales. La proxémica es el estudio de cómo este espacio está definido por culturas individuales, e incluye no solo el espacio individual, sino también el espacio asignado para distinguir hogares y pueblos entre sí.
Los ciudadanos de los EE. UU. Y el norte de Europa tienden a definir un espacio personal más grande que las personas de otras culturas, que es la distancia lo suficientemente cercana para estrechar la mano, o aproximadamente 2.5 pies (0.8 metros), mientras que los conceptos de espacio personal de América Latina o Medio Oriente pueden ser inferior a 1 pie (0.3 metros). Esto tiene el resultado neto de encuentros sociales donde aquellos con espacios definidos más grandes se alejan de aquellos con espacios definidos más estrechos, quienes se ven obligados a acercarse continuamente, creando incomodidad para ambos grupos. Por el contrario, algunas culturas asiáticas como la de Japón demuestran un espacio personal aún más grande, donde la práctica de inclinarse requiere al menos tres pies (0.91 metros) de distancia del otro individuo.
La fusión de límites personales aceptables implica la comunicación no verbal, como los gestos con las manos y los movimientos corporales, que se sabe que son una gran parte de la forma en que los seres humanos transmiten emociones. La comunicación no verbal se utiliza para comunicar los límites personales de una de dos formas. O se compone de gestos simbólicos destinados a establecer niveles de asertividad, como un gesto con el pulgar hacia arriba o un puño en alto, que puede ser un gesto de intimidación utilizado para limitar los límites personales de otra persona. Dicha comunicación también puede estar compuesta por gestos conversacionales coordinados con el habla para transmitir un mayor sentido de significado y solidaridad grupal.
La psicología ambiental sugiere que cuando un individuo se ha mezclado con una cultura o grupo social diferente al suyo, es su obligación adaptar sus límites personales para alinearse más estrechamente con los del grupo, al menos en de forma temporal. Al mismo tiempo, la mayoría de las recomendaciones de la psicología social son para que los individuos expresen más claramente su nivel de comodidad y sus valores con respecto a los límites, ya que la inclinación natural es suprimirlos. Sin embargo, cuando se reconstruyen esos límites, a menudo puede conducir a relaciones fallidas, ya que las fuertes diferencias impiden una interacción cercana.