¿Cuál es la conexión entre el cortisol y la depresión?

El cortisol es una hormona natural que las glándulas suprarrenales liberan al cuerpo. Estas glándulas secretoras de hormonas se encuentran encima de cada riñón. La correlación entre el cortisol y la depresión está bien documentada en estudios médicos, y quienes padecen depresión clínica a menudo producen demasiado cortisol. Los niveles de cortisol en la sangre fluctúan naturalmente en las personas sanas, pero muchos de los que sufren de depresión no experimentan estas fluctuaciones naturales. A menudo, se utilizan medicamentos para combatir esta depresión y, a menudo, se sugiere asesoramiento para ayudar al paciente a aprender a sobrellevar las emociones que surgen de la depresión.

El vínculo entre el cortisol y la depresión parece estar presente en aproximadamente la mitad de los pacientes estudiados. Normalmente, los niveles de cortisol están en su punto más alto en la mañana y en la primera parte del día, estabilizándose durante la noche. En muchos pacientes que padecen depresión clínica, estos niveles de cortisol no disminuyen a lo largo del día. Este exceso de hormonas puede hacer que el paciente se sienta triste, solo y deprimido. El paciente también puede experimentar falta de energía o motivación. Los pensamientos suicidas también son comunes en pacientes deprimidos.

Otra correlación entre el cortisol y la depresión puede ser un aumento de peso inexplicable. Dado que el cortisol ayuda a controlar el metabolismo, un desequilibrio hormonal puede hacer que el paciente aumente de peso o hacer que la pérdida de peso sea extremadamente difícil. En el paciente que sufre depresión debido a este desequilibrio, los problemas de peso a menudo aumentan los sentimientos de desesperanza ya experimentados por el paciente.

El estrés es un enemigo definitivo relacionado con el cortisol y la depresión. Cuando una persona se siente estresada, aumenta la producción de cortisol, lo que lleva a lo que comúnmente se denomina respuesta de lucha o huida. Con este aumento en los niveles de energía a menudo viene el deseo de comer para reabastecer el cuerpo. Esto puede provocar los problemas de peso antes mencionados. Este exceso de producción de cortisol también puede conducir a un aumento de la grasa que se deposita en la región abdominal del cuerpo.

Cuando una persona comienza a tener sentimientos persistentes de depresión, es muy importante buscar consejo médico. Se pueden realizar análisis de sangre para verificar si hay un vínculo entre el cortisol y la depresión. Los medicamentos recetados a menudo pueden ayudar a aliviar algunos de los síntomas de la depresión, como el insomnio y los niveles bajos de energía. También se pueden recetar medicamentos para elevar el estado de ánimo. Buscar asesoramiento o unirse a un grupo de apoyo local también puede ser beneficioso para aprender nuevas técnicas para lidiar con los sentimientos de depresión, tanto para el paciente como para el cuidador.