¿Qué es una maloclusión de clase II?

Una maloclusión de clase II es una afección en la que los dientes superiores sobresalen de los inferiores. Esto se conoce comúnmente como sobremordida. Las causas son variadas, por lo que el tratamiento dependerá tanto de la causa como de la gravedad de la maloclusión. Los dentistas generalmente prefieren comenzar el tratamiento a la edad más temprana posible.
Muchos profesionales dentales creen que la succión temprana del pulgar es una de las razones por las que una persona corre el riesgo de desarrollar una maloclusión de Clase II. Por esta razón, muchos proveedores de atención médica han comenzado a desalentar la práctica en los niños. Lo mismo ocurre con el uso del chupete, y la mayoría de los médicos y dentistas prefieren que los niños no lo utilicen después de los 3 años.

A veces, los propios dientes pueden ser la causa de la maloclusión. Los dientes de forma anormal, los dientes adicionales, los dientes retenidos o incluso los dientes faltantes pueden provocar el problema.
Una maloclusión de Clase II podría ser un problema para algunas personas debido al trabajo dental. Si las coronas o los aparatos ortopédicos no se ajustan correctamente, por ejemplo, podrían desalinear los dientes. Esto hace que las visitas regulares al dentista sean extremadamente importantes.

Una causa común es una desalineación de la mandíbula, que puede ser causada por factores genéticos o hereditarios. También puede ocurrir como resultado de una cicatrización inadecuada después de una fractura. En raras ocasiones, la desalineación se debe al desarrollo de un tumor en la boca o la mandíbula.

Una maloclusión de Clase II puede presentarse de varias formas. Aparte de una alineación anormal de los dientes, a veces la propia cara tendrá una apariencia algo distorsionada. El proceso de comer a veces puede ser difícil o incluso doloroso debido a problemas para masticar o morder. El habla y la respiración también pueden verse afectadas en raras ocasiones.

Un viaje de rutina al dentista es todo lo que se necesita para obtener un diagnóstico. En la mayoría de los casos, el dentista podrá tratar la afección en su consultorio. En casos más graves, se puede sugerir una derivación a un ortodoncista.

El tratamiento es extremadamente individualizado. Para algunos, la extracción de uno o más dientes corregirá el problema, mientras que otros se beneficiarán del uso de un retenedor para corregir la mordida. Los aparatos ortopédicos se utilizan a menudo para una maloclusión más significativa. En los casos más graves, es posible que deba realizarse una cirugía.