El abuso físico es un abuso caracterizado por el contacto corporal que está diseñado para infligir dolor y sufrimiento a la víctima. Puede ir acompañado de otras formas de abuso, como el abuso psicológico, y puede verse en una amplia variedad de entornos, que van desde las relaciones íntimas hasta el patio de la escuela. Identificar el abuso físico puede ser un desafío, ya que la víctima puede presentar excusas o razones para los patrones de las lesiones, así como también intentar ocultar los signos de abuso.
Esta forma de abuso puede manifestarse de diversas formas. Las personas pueden golpear, golpear, patear, abofetear o pellizcar, y también pueden usar armas para infligir mayores heridas a sus víctimas. Algunas personas abusivas usan tácticas diseñadas para ocultar signos de abuso físico, como lastimar partes del cuerpo que comúnmente no se exhiben, imitar lesiones naturales u obligar a sus víctimas a ocultar lesiones o mentir sobre la naturaleza de las lesiones en sus cuerpos.
Las personas sometidas a abuso físico pueden experimentar una serie de complicaciones físicas. El abuso severo puede resultar en pérdida de audición y visión, daño a los órganos internos, hemorragia, lesiones cerebrales traumáticas y otros daños graves. Además, muchas víctimas experimentan estrés psicológico y esto puede provocar angustia psicológica, pérdida de apetito y otros síntomas. Algunas víctimas de abuso también se vuelven abusivas.
Las señales de que alguien está sufriendo abuso físico pueden variar. Algunas personas tienen lesiones físicas obvias y pueden tener lagunas en sus explicaciones de esas lesiones. Otras personas experimentan cambios de comportamiento como depresión o agresión, o muestran signos de miedo y nerviosismo alrededor de sus abusadores. El abuso físico también puede ocasionar dificultad para concentrarse en el trabajo o la escuela, aislamiento social y otros cambios en el estilo de vida que pueden estar fuera de lugar para la víctima.
Los agentes del orden, los trabajadores sociales, los defensores del bienestar infantil, los maestros y muchos otros empleados públicos están capacitados para reconocer el abuso físico e intervenir para brindar asistencia. Detectar el abuso puede complicarse con la negación y brindar asistencia puede ser un desafío. Algunas personas atrapadas en relaciones abusivas y dinámicas de poder pueden sentirse intimidadas y tener miedo de actuar, por temor a represalias si denuncian la violencia o intentan escapar. Los programas de intervención diseñados para ayudar a las víctimas de abuso deben tener un alcance amplio para brindar una asistencia adecuada y oportuna.
Muchas naciones tienen leyes que prohíben específicamente el abuso físico. El contacto físico no deseado se considera agresión y las personas pueden ser procesadas por ello. Las personas en relaciones abusivas pueden solicitar órdenes de protección y otros servicios para limitar el contacto con sus abusadores, y los programas de alcance comunitario brindan recursos como asistencia para la reubicación y monitoreo comunitario para abordar las relaciones abusivas.