El arco aórtico interrumpido es un defecto congénito inusual en el que la aorta, un vaso sanguíneo responsable de dirigir la sangre oxigenada desde el corazón al resto del cuerpo, no está formada correctamente. Este defecto congénito es muy grave y debe tratarse con cirugía tan pronto como sea posible después del nacimiento. Una vez tratado, el bebé debe continuar desarrollándose normalmente y no debe experimentar problemas médicos adicionales a menos que el bebé tenga otras afecciones congénitas.
Esta condición surge como resultado de errores durante el desarrollo fetal y generalmente es aleatoria. Puede estar asociado con otros defectos cardíacos y también se sabe que está asociado con una condición genética llamada síndrome de DiGeorge. A menudo, el arco aórtico interrumpido se identifica durante los exámenes de ultrasonido prenatales de rutina, lo que proporciona una advertencia con anticipación. En otros casos, el bebé comienza a tener un desempeño deficiente poco después del nacimiento, experimentando debilidad, fatiga y coloración azulada de las extremidades.
Mientras el feto esté en el útero, el sistema circulatorio fetal está operativo y una estructura llamada conducto arterioso no pasa por la aorta, proporcionando al bebé la circulación adecuada. Una vez que nace el bebé, esta estructura se cierra. A medida que comienza a cerrarse, un paciente con un arco aórtico interrumpido experimentará una interrupción del flujo sanguíneo a algunas áreas del cuerpo. Esto provocará una rápida aparición de síntomas graves a los pocos días del nacimiento.
Los bebés con esta afección generalmente nacen a término y parecen sanos al nacer, a menos que tengan otros problemas médicos. El tratamiento inmediato para el arco aórtico interrumpido es la administración de medicamentos para mantener abierto el conducto arterioso hasta que se pueda llevar al bebé a cirugía. En la cirugía, se realiza una reparación para permitir que el corazón del bebé funcione normalmente. La cirugía poco después del nacimiento conlleva riesgos, ya que los bebés pueden ser muy frágiles, pero la alternativa es dejar que el defecto no se trate, lo que provoca insuficiencia cardíaca congestiva y la muerte.
Si se identifica un arco aórtico interrumpido en una visita prenatal, los padres pueden discutir los planes para manejar el defecto lo más rápido posible después del nacimiento. Esto también les ayudará a prepararse para la hospitalización del bebé y el estrés emocional asociado con la cirugía. En los casos en que los bebés nacen sin un diagnóstico prenatal, es posible que el defecto no se identifique hasta que un examen revele un soplo cardíaco y otros signos de problemas, como manchas en la piel y mala alimentación a medida que las deficiencias circulatorias del bebé se vuelven más pronunciadas. En estas situaciones, las decisiones deben tomarse rápidamente para obtener la ayuda adecuada para el bebé lo antes posible.