¿Qué es una toxina diftérica?

La toxina diftérica es una sustancia química secretada por una bacteria infecciosa llamada Corynebacterium diphtheriae o C. diphtheriae. Cuando una persona inhala esporas de C. diphtheriae, se incrustan en la garganta y el tracto respiratorio y comienzan a liberar toxinas. Si el sistema inmunológico no es lo suficientemente fuerte para suprimir las toxinas, se produce una infección potencialmente mortal. La difteria se ha erradicado en gran medida en los países desarrollados debido a los esfuerzos de vacunación, pero la enfermedad todavía afecta a miles de personas al año en las regiones más pobres sin acceso a una atención médica de calidad.

Se ha realizado una amplia investigación médica sobre C. diphtheriae y la toxina diftérica. La bacteria se encuentra en todo el mundo y es más frecuente en climas templados. La mayoría de las infecciones ocurren cuando los patógenos se transmiten por el aire y son inhalados por un huésped. Una vez dentro del cuerpo, las esporas de C. diphtheriae se adhieren a las membranas mucosas que recubren los pulmones, las vías respiratorias y la garganta. La bacteria es altamente contagiosa y una persona puede contraerla después de estar en contacto cercano con una persona infectada.

La toxina diftérica no siempre es liberada por C. diphtheriae, y las infecciones inactivas generalmente no causan problemas de salud. Ciertas cepas de la bacteria pueden ser activadas por el hierro del torrente sanguíneo, sin embargo, provocando la excreción de toxinas. Los efectos tóxicos se aíslan inicialmente al sitio original de la infección y pueden resultar en dolor de garganta, tos, ronquera y dificultad para respirar.

En el transcurso de varias horas o días, la toxina diftérica comienza a extenderse por el torrente sanguíneo a otras partes del cuerpo. Una persona puede desarrollar lesiones cutáneas, congestión de los senos nasales y frecuentes hemorragias nasales. Si la toxina diftérica llega al corazón, puede causar inflamación e hinchazón severas que elevan la presión arterial y presentan el riesgo de un ataque cardíaco. En raras ocasiones, las toxinas del sistema nervioso pueden provocar una parálisis muscular total o parcial.

Una persona que muestre posibles síntomas de difteria debe ser evaluada por un médico lo antes posible. Los análisis de sangre y esputo pueden confirmar la presencia de C. diphtheriae e indicar si se han liberado toxinas o no. Se puede inyectar una antitoxina sintética directamente en el torrente sanguíneo que anula los efectos de la toxina. Además, se administran penicilina y otros antibióticos para ayudar a prevenir infecciones secundarias. Los pacientes en estado crítico pueden necesitar oxigenoterapia y una monitorización cardíaca cuidadosa para prevenir complicaciones graves.

Cuando las soluciones de antitoxina están disponibles, la mayoría de los casos de difteria se pueden curar. Sin embargo, el mejor tratamiento es prevenir la infección en primer lugar y minimizar los riesgos de una epidemia. En la mayoría de los países se utiliza una forma diluida de toxina diftérica como parte de un programa de vacunación infantil de rutina. Los adultos que nunca han tenido difteria también pueden recibir la vacuna.