Un aborto completo ocurre cuando se han eliminado todos los productos de un embarazo. Un chequeo después de un aborto o un aborto espontáneo es importante para asegurarse de que esté completo y que no queden restos del embarazo. Un aborto incompleto podría resultar en una infección grave.
Un aborto implica eliminar todos los productos de un embarazo o concepción. Estos productos incluyen tejido fetal, que generalmente es de color gris rosado, así como sangre o coágulos de sangre. En promedio, la mayoría de las mujeres experimentarán sangrado vaginal de leve a abundante entre una y tres semanas después de un aborto completo. La hemorragia, por otro lado, a menudo se asocia con un aborto incompleto y se considera muy peligrosa.
Los riesgos de un aborto incompleto aumentan drásticamente después de que el feto ha crecido hasta una pulgada (1 centímetros) o más. Esto suele ocurrir aproximadamente a los dos o tres meses de embarazo. En esta etapa, los trozos de tejido fetal que son demasiado grandes para salir del cuello uterino y del cuerpo pueden quedar atrapados dentro del útero y evitar un aborto completo.
La infección después de un aborto incompleto a menudo es el resultado de trozos de tejido fetal atascados en el útero, y muchas veces se acompaña de fiebre alta y sangrado intenso. La hemorragia después de un aborto ocurre cuando el sangrado empapa más de una toalla sanitaria en una hora, y es una señal de que algo salió mal durante el procedimiento. El dolor pélvico y los calambres severos son otro signo de un aborto incompleto.
Dos o tres semanas después de un aborto médico o espontáneo, se recomienda encarecidamente a la mujer que acuda a un ginecólogo para un chequeo. Durante esta cita, el médico generalmente buscará cualquier signo de infección, incluida la inflamación del cuello uterino o el útero. También verificará para asegurarse de que el cuello uterino esté cerrado. También puede ser necesario un ultrasonido para verificar si algún producto de un embarazo permanece en el útero de la madre.
Asegurarse de que se haya producido un aborto completo se considera muy importante. Una infección que puede producirse puede provocar complicaciones médicas graves, como esterilidad o incluso la muerte. A menudo, es necesario un tratamiento médico inmediato para prevenir estas complicaciones.
Para completar los procedimientos de aborto, los médicos suelen realizar algo conocido como dilatación y legrado. Durante este procedimiento, se dilata el cuello uterino. Luego, un médico raspa el interior del útero para eliminar cualquier producto restante del embarazo.