La nefritis se refiere a la inflamación de uno o ambos riñones. Puede ser causada por una infección, pero es más comúnmente causada por trastornos autoinmunes que afectan los órganos principales. Por ejemplo, las personas con lupus tienen un riesgo mucho mayor de desarrollar nefritis. En casos raros, esta afección se puede heredar genéticamente, aunque es posible que no se presente en la infancia.
Esta afección puede ser muy grave y, en algunos casos, incluso mortal. Se asocia con una afección llamada proteinuria, en la que los riñones excretan proteínas del cuerpo a la orina. Cuando esto sucede, pueden ocurrir varios efectos secundarios graves, incluidos coágulos de sangre que pueden provocar un derrame cerebral.
La nefritis causa problemas adicionales como la retención de agua, ya que los riñones no pueden funcionar correctamente para eliminar el agua del cuerpo. La retención de agua o el edema pueden causar además hinchazón de los pies, tobillos, piernas y manos. Este síntoma secundario generalmente se trata con diuréticos como Lasix®, nombre genérico furosemida, que puede ayudar a reducir el edema y el dolor asociado con la hinchazón.
Principalmente, la nefritis tiende a tratarse con antibióticos y también ocasionalmente con esteroides, particularmente en aquellos casos que se cree que son causados por el lupus. Esta condición es incurable cuando se asocia con el lupus, pero puede entrar en remisión. Aproximadamente la mitad de los casos asociados con el lupus y con la forma hereditaria entran en remisión.
Cuando la nefritis es causada por una infección, se trata de manera agresiva con antibióticos. Es posible que el tratamiento con antibióticos deba ser intravenoso durante varias semanas si la infección ha estado presente durante mucho tiempo y si la infección es particularmente grave. Esto tiende a significar hospitalización.
La nefritis se diagnostica evaluando el historial del paciente y los posibles precursores genéticos de la afección. Cuando no existen, los antecedentes recientes de faringitis estreptocócica o infección de la vejiga pueden indicar nefritis infecciosa. A las personas que tienen lupus generalmente se les dice que están predispuestas a esta afección y se les insta a que informen a sus médicos sobre los signos de hinchazón en las extremidades lo antes posible. Además, el dolor en los riñones, a ambos lados de la zona lumbar, puede indicar el desarrollo de nefritis.
Los médicos también pueden solicitar pruebas de laboratorio, ya que el análisis de orina puede ser de gran ayuda para diagnosticar el exceso de proteína en el flujo de orina, así como la presencia de infección. Los análisis de sangre también pueden ayudar a diagnosticar esta afección. El examen físico puede revelar que los riñones están inflamados y, en algunos casos, se utilizan imágenes por resonancia magnética (IRM) para evaluar la cantidad de hinchazón.
La nefritis infecciosa es más fácil de prevenir si un paciente con faringitis estreptocócica o infección de la vejiga se diagnostica temprano y se adhiere a la toma de antibióticos apropiados. Se puede reducir la contracción de infecciones del tracto urinario o de la vejiga con unos simples cambios de comportamiento. Estos incluyen mantener una buena higiene al usar el baño, como limpiarse de adelante hacia atrás, beber muchos líquidos y orinar cada dos horas para limpiar la vejiga.
La nefritis genética y la inducida por lupus no se pueden prevenir. Sin embargo, las personas con lupus también están más predispuestas a desarrollar el tipo infeccioso y pueden observar las precauciones anteriores para ayudar a reducir el riesgo.