Una de las mayores amenazas para la raza humana en la actualidad es la existencia de más de 100 millones de minas terrestres en más de 70 países, y algunas fuentes dicen que cada año se entierran otros 5 millones de minas nuevas. Las minas no descubiertas plantean problemas a los países que necesitan recuperar la mayor cantidad de tierra posible para fines agrícolas, así como a los civiles inocentes que continúan sufriendo mucho después de que terminan los conflictos. Se estima que 26,000 personas mueren cada año por las minas terrestres, muchas de las cuales son niños que juegan en el campo. Hay varias formas de detectar estos dispositivos, desde simples detectores de metales hasta avanzados generadores sónicos, pero hasta ahora ninguno de estos métodos ha demostrado ser 100% efectivo y el costo de algunos métodos es prohibitivo.
Uno de los métodos más antiguos para detectar minas terrestres es un detector de metales de bucle simple. Los soldados entrenados barrerían un campo de minas sospechoso y usarían puntas largas para investigar cualquier signo positivo de metal enterrado. Cualquier mina encontrada por este método se desactivará en el lugar o se marcará para acciones futuras. Junto con los esfuerzos de barrido de minas, las topadoras pesadas a menudo estarían equipadas con martillos o pesas montados hacia adelante diseñados para detonar las minas. Este método se usó generalmente para proporcionar un paso seguro para las tropas, no para despejar todo un campo. El nivel de lecturas de falsos positivos también fue muy alto, ya que otra metralla de metal activaría los detectores y disfrazaría la firma de una mina real. Los dispositivos antipersonal también estaban hechos principalmente de cerámica o plásticos que las barredoras electrónicas tradicionales no detectan fácilmente.
Otra forma de detectar minas terrestres es mediante el uso de animales entrenados. Los perros pueden ser entrenados para olfatear las firmas químicas de las minas terrestres enterradas y señalar a sus controladores humanos, pero ese trabajo puede ser agotador para los animales y peligroso para los equipos de eliminación de seres humanos. También se han utilizado otros animales de manera similar, incluidas varias especies de ratas. Estas ratas pueden entrenarse para caminar por un campo y señalar cualquier impacto positivo. Estos animales son especialmente útiles ya que son demasiado livianos para detonar la mayoría de los dispositivos. El proceso de búsqueda aún puede ser muy laborioso, con estimaciones de costos que oscilan entre $ 300 y $ 3,000 dólares estadounidenses (USD) por mina detectada.
Los pequeños robots también se utilizan para detectar minas terrestres, aunque todavía es necesario realizar mejoras antes de que puedan utilizarse a gran escala. Estos robots controlados a distancia se conectan a detectores de metales compactos o unidades de radar que penetran en el suelo y se envían a campos de minas sospechosos. Un operador humano puede buscar firmas electrónicas distintivas que podrían significar que hay una mina. El robot lanza un spray de marcado y regresa a su área de preparación. Sin embargo, crear un robot de este tipo es muy caro y la tecnología de identificación aún no se ha perfeccionado.
Para eliminar el problema de las lecturas de falsos positivos y la contaminación por metales, los científicos también están trabajando en un sistema de detección sónica diseñado para penetrar el suelo y hacer vibrar las cubiertas de las minas terrestres. Los generadores de ondas de sonido convencionales no son prácticos para fines de detección, ya que la cantidad de energía sonora requerida dejaría sordo a cualquiera en el área. Al igual que un rayo láser concentra la energía de la luz, una nueva forma de generador sónico enfocaría las ondas sonoras en un área específica y detectaría las vibraciones de cualquier dispositivo enterrado allí. El sonido no sería audible incluso a unos pocos pies del dispositivo, lo que lo hace seguro para el uso humano. La remoción segura de las minas detectadas seguiría siendo problemática, pero al menos se reduciría el número de falsos positivos.
Un método nuevo e interesante para detectar minas aún se encuentra en la etapa experimental, pero es muy prometedor. Una forma de la planta frondosa llamada berro ha sido modificada genéticamente para volverse roja en presencia de sustancias químicas asociadas con estos dispositivos. El plan para utilizar este berro modificado implicaría primero rociar un campo de minas sospechoso con un fertilizante especial. Las semillas de berro se dejarían caer en el campo y se dejarían crecer. En unas pocas semanas, cualquier exposición a los productos químicos contenidos en las minas terrestres hará que las hojas de los berros se pongan rojas, marcando así la coagulación de las minas El berro modificado solo crece en el fertilizante especial, lo que reduciría las posibilidades de un crecimiento excesivo invasivo similar a kudzu. Este método sería orgánico, preciso y económico, ya que una gran superficie de tierra cultivable podría limpiarse de explosivos en mucho menos tiempo que los métodos actualmente en uso.