Los sacos hacky o footbags son pequeños bolsos de peluche que están diseñados para usarse en un juego conocido como saco hacky. Las bolsas son del tamaño de un puño y normalmente se rellenan con frijoles, gránulos de plástico u otros rellenos duros para que tengan algo de peso y altura. Las tiendas de deportes a veces venden bolsas de zapatos, y también se pueden comprar a artesanos tradicionales en varias regiones del mundo, o en tiendas de juguetes y pasatiempos.
En el juego de hacky sack, los jugadores patean la bolsa de un lado a otro sin permitir que toque el suelo. Por lo general, los jugadores se involucran en una serie de trucos complejos que están diseñados para mostrar su destreza y habilidad con el hacky sack, y los jugadores pueden desafiarse entre sí a movimientos específicos. Puede participar cualquier número de personas, siendo especialmente populares los juegos pequeños de tres a cinco jugadores, ya que los jugadores pueden formar un círculo pequeño y suelto con suficiente espacio para jugar sin tener que patear la bolsa a gran distancia.
Los orígenes de este juego parecen estar en Asia, a juzgar por las discusiones de juegos similares en relatos escritos de la vida en Asia, junto con representaciones de sacos piratas en el arte asiático. Sin embargo, muchas otras culturas han desarrollado juegos similares; el concepto de patear un pequeño objeto acolchado en un grupo de jugadores casuales también se puede ver en partes de África y América del Sur. Algunas culturas han desarrollado sus propias versiones únicas del juego, con reglas complejas, y los viajeros a veces disfrutan aprendiendo nuevas reglas y estilos.
Los hacky sacks se popularizaron en la década de 1970, cuando se introdujeron como parte del juego originalmente registrado como Hacky Sack, una adaptación de los juegos tradicionales de footbag que fue comercializada por Mike Marshall y John Stahlberger. Los inventores no protegieron agresivamente su marca registrada y, como resultado, se diluyó, lo que llevó a la gente a referirse genéricamente a todas las carteras como sacos hacky, independientemente de su origen.
Los jugadores a menudo disfrutan del hacky sacking, como a veces se le llama, porque el juego no tiene reglas establecidas y los jugadores pueden inventar su propia versión. Los suministros son baratos, ya que los hacky sacks a menudo se venden por solo unos pocos dólares, lo que hace que el juego sea accesible para personas de todas las clases económicas. Las personas también pueden hacer sus propios sacos hacky cosiendo, tejiendo o tejiendo varios materiales juntos, y los sacos hacky pueden ser pintados, bordados o rebordeados con acentos decorativos.