El azul de Prusia es un pigmento que se fabrica desde 1704, cuando Heinrich Diesbach lo descubrió casi por accidente en Berlín, que entonces estaba ubicada en Prusia. Este pigmento es increíblemente resistente al color y fue el primer pigmento creado verdaderamente artificialmente que llegó al mercado. El tono azul profundo y la solidez del color lo hicieron inmensamente popular en Europa y más allá, y se sigue utilizando hoy en día. También existen otros usos para el pigmento, que van desde el azulado de la ropa hasta el tratamiento de personas que han estado expuestas a ciertos elementos radiactivos.
El azul de Prusia puro es un azul intenso y muy profundo. Puede mezclarse con otros pigmentos para crear diferentes tonos o usarse solo. Pintores, leñadores y artistas textiles trabajan con el color, y también se utilizó históricamente para fabricar planos. Muchas tiendas de artículos de arte lo almacenan, junto con una variedad de colores relacionados, como el azul chino, que es una mezcla de azul de Prusia y otros pigmentos.
En el azulado de la ropa, el azul de Prusia se agregó históricamente en pequeñas cantidades al agua de la ropa para hacer que los blancos amarillentos se vean más crujientes. En microscopía, a menudo se usa como tinción para buscar rastros de hierro, y las propiedades químicas del pigmento también se utilizan en química. Varias empresas fabrican varias versiones que están dirigidas específicamente a estos usos; el azul en los pigmentos de los artistas, por ejemplo, tiene una fórmula ligeramente diferente a la del ferrocianuro férrico usado en microscopía.
Los profesionales médicos también pueden recetar azul de Prusia para su uso en el tratamiento de personas que han estado expuestas internamente al cesio o al talio. La exposición interna puede ocurrir por ingestión o inhalación, y puede ser bastante peligrosa si no se trata rápidamente. El pigmento se une a estos elementos, evitando que el cuerpo los absorba y los exprima rápidamente a través de los intestinos para minimizar la exposición. El azul de Prusia no debe tomarse por vía oral sin la dirección de un profesional médico, ya que es muy importante calcular una dosis precisa y tomar una versión que haya sido diseñada específicamente para este uso.
El efecto secundario más común de este tratamiento es el estreñimiento. Uno de los efectos secundarios más intrigantes son las heces azules, causadas por la expresión del pigmento del cuerpo. Algunos pacientes también terminan con la boca azul si las cápsulas se abren mientras las toman.