Un quimógrafo es un dispositivo que registra gráficamente los cambios de posición a lo largo del tiempo y se usa más comúnmente para registrar cambios de presión o movimiento. El quimógrafo consta de un tambor al que se adjunta un lápiz óptico. El lápiz registra los cambios en un papel envuelto alrededor del tambor mientras el tambor gira. Desde su invención en el siglo XIX, el quimógrafo se ha utilizado con mayor frecuencia en el campo de la medicina para estudiar varios procesos fisiológicos y musculares, por ejemplo, la presión arterial, la respiración y las contracciones musculares. También se ha utilizado para analizar otros fenómenos como la presión atmosférica, los sonidos del habla y las vibraciones del diapasón.
El término quimógrafo proviene del latín y se traduce como «escritor de ondas», refiriéndose al registro gráfico producido por el instrumento, donde el lápiz traza un patrón de los cambios a medida que ocurren. Este registro proporciona una representación de los cambios a lo largo del tiempo, con intervalos de tiempo generalmente marcados en el papel. El registro gráfico generado por el instrumento de quimógrafo se traduce comúnmente en un gráfico, que muestra los cambios en la presión o el movimiento en el eje x horizontal y el tiempo transcurrido en el eje y vertical.
Este instrumento fue inventado en la década de 1840 por el fisiólogo alemán Carl Ludwig, quien lo utilizó principalmente para estudiar los cambios en la presión arterial. Ludwig también lo usó para estudiar los sonidos del habla. Cuando una persona lee palabras en voz alta, el quimógrafo registra las vibraciones de las ondas sonoras, lo que permite estudiar la duración, la intensidad y el tono del sonido. En la década de 1800, los quimógrafos también se usaban para una variedad de otros propósitos, como estudiar la influencia de las drogas en varios órganos y la función de las máquinas de vapor.
Hoy en día, los quimógrafos han sido reemplazados por instrumentos inventados más recientemente para muchos propósitos, pero el análisis de quimógrafos todavía se usa para ciertos fenómenos. Por ejemplo, los quimógrafos se pueden utilizar para estudiar orgánulos en movimiento y describir su movimiento en detalle. Este instrumento también se usa comúnmente en experimentos fisiológicos y biológicos, y en algunas pruebas farmacológicas, para registrar las actividades mecánicas de los tejidos animales y estudiar cómo reacciona el tejido muscular a las drogas y otros estímulos.
Un quimógrafo puede ser horizontal o vertical, dependiendo de la orientación del tambor. Un mecanismo de relojería o motor eléctrico acciona el tambor, girándolo lentamente mientras el lápiz traza un registro gráfico en un papel envuelto alrededor del tambor. Hoy en día, el papel normal se usa comúnmente para este propósito, pero en el pasado, a menudo se usaba papel ahumado que se había tratado manteniéndolo sobre los vapores de una linterna de petróleo.