A veces denominado jaula de Faraday, el escudo de Faraday es un dispositivo metálico diseñado para bloquear y enfocar campos eléctricos. A menudo construido como una hoja de metal, este dispositivo se utiliza en varios tipos diferentes de aplicaciones, que van desde telecomunicaciones hasta equipos médicos.
El concepto del escudo de Faraday fue desarrollado por primera vez por Michael Faraday, un físico con un interés especial en el control de campos eléctricos. A partir de 1836, Faraday construyó y explicó la función de los escudos de Faraday. Las primeras de estas jaulas o escudos de Faraday tenían la forma de un recinto metálico, a menudo utilizando una malla metálica para crear un espacio cerrado para la transmisión de corriente u ondas. Faraday vio el escudo como una forma de evitar que varias ondas electromagnéticas se bisecten e interfieran entre sí. El escudo de Faraday permitiría operar múltiples piezas de maquinaria muy próximas entre sí, sin que se produzcan interferencias eléctricas.
En la construcción moderna, este escudo es esencialmente un conjunto de cables paralelos que están conectados a un conductor común en un extremo. El conductor está conectado a tierra y ayuda a formar un recinto que ayuda a enfocar el campo electrostático. Al mismo tiempo, el dispositivo ayuda a evitar que las interferencias de otras ondas eléctricas interfieran con el flujo de energía dentro del gabinete.
Con el tiempo, las aplicaciones del escudo de Faraday se han desarrollado para varias industrias. El concepto del escudo revolucionó la idea de cablear edificios para el servicio eléctrico, garantizando el funcionamiento seguro de múltiples electrodomésticos al mismo tiempo. Las comunicaciones son un ejemplo de una industria que se benefició desde el principio del escudo de Faraday. Se instalaron escudos en interruptores de transmisión y torres para ayudar a evitar que las ondas de radio se dispersen e interfieran con otros equipos. El escudo de Faraday continuó expandiendo su presencia con el advenimiento de la televisión y todavía juega un papel esencial en tecnologías tan modernas como las comunicaciones inalámbricas y las redes informáticas.
La profesión médica también emplea este dispositivo. Una de las aplicaciones más comunes es con equipos de resonancia magnética. Los protectores se utilizan en muchas salas de resonancia magnética para evitar que las ondas de radio perdidas entren en la sala y afecten el proceso de obtención de imágenes. Esto permite que el equipo proporcione una imagen clara que puede resultar en un diagnóstico y tratamiento más precisos.