¿Qué es el níquel?

El níquel es un elemento químico metálico, clasificado entre los metales de transición en la tabla periódica de elementos. Los seres humanos han estado usando este metal en aleaciones durante miles de años, como indican los rastros de él en estatuas y armas antiguas, aunque es posible que no hayan sido conscientes de las propiedades precisas del elemento. Hay una serie de aplicaciones comerciales para el níquel, lo que lo convierte en un metal muy valioso y útil; varias corporaciones se especializan en la extracción y procesamiento del mineral, junto con otros elementos metálicos.

El níquel puro tiene un aspecto gris plateado y se puede pulir para obtener un brillo brillante. El metal también es ferromagnético y muy dúctil, lo que significa que se puede fundir y trabajar fácilmente. Es relativamente duro y fuerte, lo que lo convierte en una excelente adición a las aleaciones con metales más blandos o frágiles. En la tabla periódica de elementos, se identifica con el símbolo Ni, y tiene un número atómico de 28.

La palabra proviene del alemán kupfernickel, que literalmente significa «el cobre del diablo». Esta es una referencia al hecho de que el mineral puede parecerse al mineral de cobre, lo que lleva a algunas personas a comparar el mineral con el trabajo o el engaño del diablo. Este mineral se usó en esmaltes para cerámica antes de que se entendieran completamente sus propiedades, ya que creaba un distintivo color azul verdoso. El elemento fue aislado por primera vez en 1751 por Alex Fredrik Cronstedt, quien en realidad estaba tratando de obtener cobre, pero terminó con níquel.

Dado que el níquel resiste la corrosión y es relativamente fuerte, mucha gente lo usa en aleaciones; el acero inoxidable, por ejemplo, a menudo contiene este metal. También se utiliza para chapar otros metales para asegurar que estén protegidos de la corrosión. El metal también se ha utilizado tradicionalmente para reemplazar la plata en monedas; la moneda de níquel estadounidense, por ejemplo, alguna vez contuvo una gran cantidad de metal, aunque ya no es así. A veces se mezcla en vidrio cuando se desea un color verde distintivo.

Aunque el níquel no es generalmente tóxico, el elemento conlleva algunas precauciones. Muchas personas experimentan dermatitis de contacto cuando se exponen a este metal, lo que lo convierte en una mala elección para las aleaciones de joyería. Los humos y el polvo de este también pueden ser muy dañinos y causar infecciones e irritaciones pulmonares. Las personas que trabajan con el metal, especialmente el sulfuro de níquel, siempre deben usar protección adecuada para la cara y la boca para mantenerse saludables. Los gases que contienen níquel también son extremadamente tóxicos y deben evitarse.