La hoja de ruta tecnológica es un proceso de prospectiva colaborativa que solicita opiniones de varios expertos para crear una mejor suposición de un cronograma de desarrollo para una tecnología en particular. Las hojas de ruta de la tecnología tienden a mirar entre unos pocos años y un par de décadas hacia el futuro. Más allá de esto, la predicción se vuelve muy confusa y especulativa. El roadmapping tecnológico es un proceso que suelen llevar a cabo consultores de grandes empresas interesadas en el futuro de la tecnología en su nicho de mercado.
Algunas tecnologías pueden ser demasiado caras de implementar tan pronto como se conciben, pero generarán un retorno de la inversión cuando el costo de los materiales o procesos de fabricación subyacentes caiga por debajo de un umbral crítico. Por ejemplo, los fabricantes de chips de computadora se dan cuenta de que eventualmente el uso de la fotolitografía para crear circuitos integrados alcanzará un punto de rendimientos decrecientes, después del cual sería prudente tener planes alternativos para hacer mejores chips. Algunos proyectos de hoja de ruta tecnológica intentan hacer precisamente eso, investigando alternativas para la fabricación de chips, incluida la computación de ADN, la computación en 3D, la computación cuántica, la nanotecnología y similares.
La hoja de ruta tecnológica es una frase intuitiva que básicamente significa «futurismo patrocinado por una corporación». Se espera que las hojas de ruta tecnológicas sean algo rigurosas y de naturaleza cuantitativa, combinando tendencias pasadas con conjeturas fundamentadas sobre los costos de capital para determinar los obstáculos y oportunidades de investigación y desarrollo para una tecnología o aplicación de tecnología en particular. La hoja de ruta tecnológica no solo pregunta qué tan difícil sería desarrollar una nueva tecnología, sino qué camino de desarrollo debería tomarse y en qué contexto podría surgir la tecnología. Un derivado de un proyecto de hoja de ruta tecnológica podría ser una hoja de ruta de producto, que se centra en un producto específico y los desafíos para fabricarlo y lanzarlo.
La hoja de ruta tecnológica se ha aplicado a la industria farmacéutica, aeroespacial, fabricación, nanotecnología, generación de energía, electrónica y muchas otras áreas. Ningún esfuerzo de planificación tecnológica será 100% correcto, pero muchas empresas consideran que estas hojas de ruta son mejores que nada y gastan millones en desarrollarlas.