El cráter Barringer, también conocido como cráter Meteor, es uno de los cráteres de impacto más grandes y mejor conservados del planeta. Ubicado a 43 millas al este de Flagstaff, Arizona, el cráter Barringer tiene aproximadamente 1,200 m (4,000 pies) de diámetro, 170 m (540 pies) de profundidad y un borde que se eleva 45 m (150 pies) desde el terreno desértico circundante. Dentro del cráter hay unos 240 m (800 pies) de escombros que cubren el suelo del cráter.
Probablemente uno de los cráteres más famosos y visitados del mundo, el cráter Barringer se creó hace unos 50,000 años, durante el Pleistoceno. En ese momento, el terreno era mucho más húmedo y frío que hoy, y habría sido una pradera ocupada por camellos, mamuts lanudos y perezosos terrestres gigantes. Un meteorito de níquel-hierro de unos 50 metros (164 pies) de diámetro impactó el suelo a 12.8 kilómetros por segundo (28,600 mph). Cuando entró a la atmósfera, se estima que el bólido tenía una masa de 300,000 toneladas, la mitad de las cuales se perdió debido a la fricción cuando llegó a la superficie. El meteorito golpeó el suelo en un ángulo de 80 grados, expulsando 175 millones de toneladas de roca y produciendo una explosión equivalente a unas 2.5 megatones de TNT, o 150 veces más intensa que las bombas atómicas que destruyeron Hiroshima y Nagasaki. Miles de plantas y animales en las cercanías se habrían vaporizado instantáneamente.
Inicialmente se pensó que era el resultado de una explosión de vapor volcánico, el cráter Barringer es el primer cráter que se reconoció como proveniente del impacto de un meteorito. En 1903, Daniel Morreau Barringer, ingeniero de minas y empresario, fue el primero en sugerir la teoría del impacto, que en ese momento se consideraba científicamente dudosa. Se pensaba que los impactos de meteoritos eran extremadamente raros. Barringer intentó desenterrar el meteorito de níquel-hierro que creó el cráter, pero fracasó. El consenso de que el cráter Barringer fue creado por un meteorito no surgió por completo hasta la década de 1950, cuando la ciencia planetaria se volvió más madura. Solo en 1960, Eugene Shoemaker, el gran científico planetario, encontró minerales en el cráter que demostraron definitivamente que fue causado por el impacto de un meteorito. Desde entonces, se han descubierto muchos otros cráteres en todo el mundo.