¿Cuáles son las diferentes etapas de la cirrosis hepática?

Hay cuatro etapas principales de cirrosis hepática. En las tres primeras etapas, el paciente puede compensar las deficiencias en el órgano. Si la cirrosis se detecta en una de estas primeras etapas, el pronóstico es mucho mejor y el paciente puede esperar sobrevivir a la enfermedad durante muchos años. La etapa final, sin embargo, viene con una plétora de otros problemas de salud porque el cuerpo ya no puede compensar la pérdida de la función hepática. Los pacientes en la etapa cuatro requieren un trasplante de hígado para sobrevivir más de un par de años.

La primera etapa se denomina comúnmente etapa compensada. El tejido del hígado está inflamado, pero esta inflamación y el posterior deterioro del tejido progresa lentamente. Aunque hay daño en el hígado, el cuerpo aún puede compensar los problemas que esto crea. Esta etapa puede persistir durante muchos años y, por lo general, no se presentan síntomas. Si hay síntomas, la observación cercana puede mostrar ictericia leve, sequedad de boca, fatiga o hinchazón del abdomen.

En la segunda etapa, el tejido enfermo que se ha ido acumulando durante años se transforma en bandas rígidas. Esta transformación, conocida como fibrosis, puede extenderse por el hígado y las venas que lo conducen. La inflamación también puede extenderse a las áreas circundantes, aunque aún puede ser lo suficientemente leve como para que el paciente no la note.

A medida que la fibrosis y la hinchazón continúan expandiéndose a otras áreas en la tercera etapa de la cirrosis hepática, las regiones afectadas comienzan a fusionarse entre sí. Esto puede alterar la función hepática hasta el punto en que los síntomas se hacen evidentes. En esta etapa pueden estar presentes ictericia, fatiga e hinchazón notable. Además, un paciente puede tener deficiencias de vitaminas, especialmente las vitaminas liposolubles A, D, E y K, porque sin un hígado en pleno funcionamiento, el paciente no puede digerir adecuadamente las grasas.

El hígado entrará en la etapa descompensada, o etapa cuatro, cuando el cuerpo ya no sea capaz de compensar la función hepática inadecuada. En este punto, el hígado se ha descompuesto y se necesita un trasplante de órgano vivo para salvar al paciente. Los síntomas en la última de las etapas de la cirrosis hepática pueden ser graves y, además de los síntomas experimentados en etapas anteriores, pueden incluir fiebre, pérdida de apetito, dolor y calambres, y fácil aparición de hematomas y sangrado. La pérdida de la función hepática adecuada también puede afectar los órganos cercanos, incluidos el bazo y los riñones.