El metamizol, también conocido como metamizol sódico, es un fármaco antiinflamatorio no esteroideo (AINE) similar a la aspirina y el ibuprofeno que funciona como analgésico, lo que significa que proporciona alivio del dolor y como antipirético, lo que significa que reduce la fiebre. Este medicamento estaba disponible originalmente sin receta en la mayoría de los países, pero ha sido prohibido en más de 30 países desde la década de 1970, cuando su uso se relacionó con una afección rara pero a veces fatal llamada agranulocitosis. El peligro real de tomar metamizol es un tema de debate científico, y en muchos países el medicamento todavía está disponible sin receta y se usa como parte del tratamiento del dolor y la fiebre en los hospitales. En otros países, está disponible, pero solo con receta médica. Se vende bajo muchas marcas diferentes, incluidas Dipyrone, Analgin y Novalgin.
Hasta la década de 1970, cuando se estableció el vínculo con la agranulocitosis, el metamizol generalmente se consideraba un AINE seguro y eficaz que era especialmente potente cuando se trataba de reducir la fiebre. Todavía está disponible sin receta en, por ejemplo, España, India, México, Israel y Rusia, así como en muchos países en desarrollo. En estos países, a menudo es un fármaco popular que se considera económico y eficaz. Actualmente, el metamizol está prohibido en los Estados Unidos, Canadá, Suecia, Japón, Australia y varios otros países.
La agranulocitosis es una afección muy grave caracterizada por un recuento bajo de glóbulos blancos y un sistema inmunológico debilitado. Quienes padecen esta afección son muy susceptibles a infecciones como neumonía y septicemia, también conocidas como intoxicación de la sangre. Los síntomas comunes incluyen fiebre y dolor de garganta, pero no están presentes en todos los casos. Esta afección potencialmente fatal es un posible efecto secundario no solo del metamizol, sino también de varios otros medicamentos, incluidos otros AINE, como el naproxeno, y el fármaco antipsicótico comúnmente recetado clozapina.
Se han realizado muchos estudios científicos sobre la conexión entre metamizol y agranulocitosis, pero no todos coinciden en el riesgo de contraer la enfermedad al tomar el fármaco. Los defensores de esta droga creen que los riesgos se sobrestimaron en la década de 1970. Algunos estudios recientes han concluido que el riesgo es comparable o incluso menor que el riesgo relacionado con otros medicamentos. Sin embargo, otros estudios han concluido que el riesgo de efectos secundarios dañinos, que incluyen no solo agranulocitosis, sino también anafilaxia y leucemia infantil, es demasiado grande para permitir el uso del medicamento. Quienes se oponen al uso de metamizol creen que es preferible usar otros medicamentos no asociados con estos riesgos.