Hay varias opciones de tratamiento para quienes padecen hernias de disco. La opción de tratamiento que sea mejor para usted depende no solo de la naturaleza de su afección, sino también de su salud general y del nivel de dolor que está experimentando.
A menudo, los médicos recomiendan métodos no quirúrgicos para tratar una hernia de disco. Esto se debe a que el dolor generalmente disminuye después de algunas semanas y la mayoría de las personas pueden regresar a estilos de vida activos. Además, los resultados a largo plazo experimentados con tratamientos quirúrgicos y no quirúrgicos son similares. Sin embargo, se pueden recomendar tratamientos quirúrgicos cuando la debilidad muscular o la incontinencia son efectos secundarios de una hernia de disco.
Los tratamientos no quirúrgicos comienzan reduciendo la actividad y tomando medicamentos para aliviar el dolor. A menudo se recomienda reposo en cama durante uno o dos días, y se pueden usar medicamentos de venta libre, como acetaminofén, aspirina e ibuprofeno, para aliviar el dolor. También se pueden usar medicamentos neuropáticos, como gabapentina y duloxetina, para controlar el dolor. Curiosamente, incluso los antidepresivos tricíclicos pueden usarse para aliviar el dolor de disco herniado. Además, se pueden utilizar relajantes musculares para los espasmos de espalda y se pueden emplear corticosteroides para reducir la inflamación y aliviar el dolor.
Otras técnicas utilizadas para aliviar el dolor incluyen la terapia de frío y calor. Esto implica aplicar compresas frías o calientes en la espalda. Algunas personas disfrutan de resultados similares cuando se sumergen en baños tibios o usan lámparas de calor. Algunos también prueban la estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS), un procedimiento que identifica los nervios con una pequeña corriente eléctrica. El uso de un aparato ortopédico también puede ayudar a aumentar la comodidad del paciente, y sentarse o realizar ejercicios en el agua, lo que se llama hidroterapia, también ayuda a algunas personas.
Una vez que el dolor de una hernia de disco ha disminuido, la mayoría de los médicos recomiendan hacer ejercicio para ayudar a prevenir nuevas lesiones y aumentar la comodidad. El estiramiento puede ayudar, y los estiramientos denominados maniobras de McKenzie a menudo se utilizan para controlar el dolor. Los médicos a menudo recomiendan ejercicios para ayudar a corregir la postura, aumentar la fuerza de los músculos que sostienen la espalda y mejorar la flexibilidad. Se puede recetar fisioterapia, según la gravedad de la hernia de disco. Además, también se pueden recomendar cantidades cada vez mayores de ejercicio aeróbico.
Si los métodos de tratamiento no quirúrgico no brindan un alivio adecuado del dolor, puede ser necesaria una cirugía para tratar una hernia de disco. Los médicos suelen recomendar la cirugía cuando hay un nivel significativo de debilidad muscular o los músculos afectados se debilitan gradualmente. También se puede recomendar cuando el paciente experimenta una pérdida del control de la vejiga como resultado de los problemas del disco. A veces, una hernia de disco puede hacer que una persona tenga un rango de movimiento más limitado; esto puede ser un factor importante en la decisión de optar por la cirugía. Asimismo, la pérdida de sensibilidad puede indicar la necesidad de una cirugía.