¿Qué implica la cirugía de la glándula pituitaria?

La cirugía de la glándula pituitaria puede ser necesaria para tratar un tumor o quiste que surge de la glándula pituitaria. En muchos casos, la cirugía de la glándula pituitaria se realiza utilizando lo que se conoce como abordaje transesfenoidal. Esto significa que el cirujano llega a la glándula a través de una cavidad en la parte posterior de la nariz, conocida como seno esfenoidal. La operación se realiza a través de una pequeña abertura, por lo que se pueden utilizar instrumentos de visualización especiales, conocidos como endoscopio y microscopio de alta potencia. Los tumores generalmente se cortan en trozos más pequeños antes de su extirpación.

La pituitaria, o hipófisis, es una glándula endocrina ubicada debajo del hipotálamo en el cerebro. A veces, un crecimiento, como un adenoma pituitario, se desarrollará a partir de la glándula. Aunque estos tumores suelen ser benignos o no cancerosos, algunos pueden producir hormonas que dan lugar a síntomas. Otros pueden crecer bastante y provocar daños en la glándula pituitaria, o pueden causar problemas al presionar los tejidos circundantes. En todos estos casos, es posible que se requiera cirugía para aliviar los síntomas.

Antes de realizar la cirugía de la glándula pituitaria, es importante que los pacientes practiquen la respiración por la boca. Esto se debe a que las fosas nasales permanecerán bloqueadas durante un período de tiempo después de la operación. No se permiten alimentos ni bebidas la noche anterior a la cirugía.

La cirugía de la glándula pituitaria se realiza con anestesia general, lo que significa que el paciente está inconsciente durante el procedimiento. Se puede hacer una incisión en la parte posterior de la nariz para acceder al seno esfenoidal. Alternativamente, se puede hacer una incisión debajo del labio superior, siguiendo la línea de la encía, para llegar a la cavidad nasal y los senos nasales. Una ventaja de estas técnicas es que el paciente no tiene cicatriz visible después de la cirugía.

Después de llegar a la hipófisis, el cirujano extirpa el tumor desde el centro hacia afuera. La operación puede durar alrededor de tres horas y, a veces, no es posible extirpar todo el tumor. Esto podría deberse a que todo el tumor no es visible o está demasiado cerca de vasos sanguíneos y nervios importantes. Las posibles complicaciones incluyen sangrado, infección, fuga de líquido alrededor del cerebro y, más comúnmente, daño pituitario que conduce a deficiencias hormonales.

Después de la cirugía, se utilizan trozos de tejido para sellar los orificios y evitar fugas de la cámara pituitaria y el seno esfenoidal. Se cose la incisión y se rellenan las fosas nasales con material de empaque, que permanece en su lugar hasta por tres días. Los pacientes deben tratar de no agacharse ni estornudar y se debe utilizar un cepillo de dientes suave especial.