La fertilización in vitro (FIV) es un procedimiento de laboratorio en el que los óvulos se fertilizan fuera del cuerpo de una mujer y luego se transfieren a su útero. Entre los primeros procedimientos de FIV exitosos se encuentran los que produjeron un niño en Inglaterra en 1978 y otro en los EE. UU. En 1981. Ahora, este tratamiento se usa en todo el mundo en casos de infertilidad cuando otros métodos de concepción no han tenido éxito.
El procedimiento en realidad implica varios pasos que ocurren durante un período aproximado de tres semanas. Todos los pasos son procedimientos ambulatorios. El primero implica la estimulación hormonal de los folículos ováricos de las mujeres, que generalmente consta de unos 10 días de inyecciones. Se administran al paciente hasta cuatro o cinco medicamentos durante el proceso in vitro antes de la implantación del óvulo.
En el punto adecuado del ciclo, antes de la ovulación, el médico extrae los óvulos del ovario mediante una técnica transvaginal. Normalmente, el paciente está sedado, ya sea conscientemente o bajo anestesia general; el procedimiento dura unos 20 minutos. En el laboratorio, los huevos y el semen proporcionado se incuban juntos durante aproximadamente 18 horas. Si es necesario, se inyecta un óvulo con un solo espermatozoide. Una vez fertilizado, el huevo se coloca en un medio de crecimiento especial, donde permanece durante aproximadamente 24 horas o hasta que alcanza una etapa de 6 a 8 células.
Los embriones de la más alta calidad, generalmente no más de cuatro, se transfieren al útero por medio de un catéter plástico delgado que el médico inserta a través de la vagina y el cuello uterino. Durante el período de espera para determinar si el embrión se ha implantado, una mujer puede recibir una hormona, progesterona, para mantener engrosado el revestimiento del útero. Aproximadamente dos semanas después de la transferencia del embrión, un análisis de sangre determinará si el procedimiento fue exitoso.
La tasa de éxito para cada ciclo de fertilización in vitro es de alrededor del 20 al 30%. Muchos factores afectan sus tasas de éxito, incluida la edad del paciente, la calidad de los espermatozoides y los óvulos, la salud reproductiva, la duración de la infertilidad y la experiencia médica. Debido a que a menudo se transfieren múltiples embriones, el riesgo de nacimientos múltiples es la principal complicación de la FIV. Otro factor de riesgo es la sobreestimulación de los ovarios. Aunque algunos estudios indican un mayor riesgo de defectos de nacimiento en los niños concebidos de esta manera, otros estudios no.
Algunas parejas deciden congelar los embriones que se generan pero no se transfieren durante la fertilización in vitro. Los embriones pueden sobrevivir en nitrógeno líquido. Otras parejas optaron por deshacerse de los embriones no utilizados.