La amoxicilina es una forma de antibiótico de penicilina que se prescribe regularmente para adultos, así como para bebés y bebés. Si bien este medicamento suele ser seguro y beneficioso para tratar las infecciones comunes que afectan a los bebés y los bebés, es capaz de producir efectos secundarios que incluyen malestar estomacal, sarpullido y, según algunos expertos, daño a los dientes permanentes. Los efectos secundarios agudos y potencialmente mortales de la amoxicilina en los bebés son raros, pero los padres deben tener especial cuidado de estar atentos a los signos y síntomas de estas reacciones raras.
Como todos los antibióticos, la amoxicilina actúa inhibiendo el crecimiento de bacterias dañinas que causan infecciones. Existen más de 100 tipos diferentes de antibióticos, y cada uno está formulado para atacar tipos específicos de bacterias. Los médicos recetan amoxicilina a bebés y adultos para contrarrestar una variedad de infecciones bacterianas que responderán a este medicamento en particular. Por ejemplo, la amoxicilina a menudo se prescribe para las infecciones del oído, que son especialmente frecuentes entre los bebés y los niños. La amoxicilina también se usa para tratar infecciones del tracto respiratorio inferior, sinusitis, infecciones del tracto urinario y algunas infecciones de la piel.
Cuando los médicos recetan amoxicilina a los bebés, pueden ocurrir algunos efectos secundarios comunes; estos incluyen dolor de estómago, náuseas, diarrea y vómitos. Los problemas de estómago a veces ocurren cuando se toman antibióticos porque el medicamento puede afectar algunas de las bacterias buenas que viven en el tracto digestivo. Los padres deben comunicarse con su pediatra de inmediato si se presentan signos de malestar estomacal cuando un bebé está tomando amoxicilina. También deben estar atentos a los signos de deshidratación debido a los vómitos y la diarrea y asegurarse de darle líquidos al bebé para evitarlo. El letargo, pasar seis horas sin un pañal mojado y los labios secos pueden ser signos de deshidratación.
Algunas investigaciones indican que las dosis pediátricas de amoxicilina para bebés pueden aumentar el riesgo de desarrollar fluorosis dental, una afección en la que el esmalte dental se daña y los dientes se manchan. La fluorosis dental no ocurre en los dientes de leche, sino en los dientes permanentes y permanentes que se forman dentro de las encías entre el nacimiento y los cinco o seis años de edad. La afección no es aparente hasta que salen los dientes permanentes del niño.
La amoxicilina también puede causar erupción cutánea, una posible indicación de alergia al fármaco. La dificultad para respirar y la hinchazón de la cara también pueden ser signos de una reacción alérgica a la amoxicilina. Otros efectos secundarios graves incluyen enrojecimiento o descamación de la piel, coloración amarillenta de los ojos o la piel, orina oscura, dolor de garganta y sangre en las heces. Los padres deben buscar atención médica inmediata para sus bebés al primer signo de cualquiera de estos síntomas.