Una ligadura de trompas laparoscópica es un método para realizar la esterilización femenina a través de un procedimiento quirúrgico breve y mínimamente invasivo que involucra incisiones muy pequeñas en el abdomen. En este procedimiento, se usa un laparoscopio para ingresar al abdomen y obstruir el funcionamiento normal de las trompas de Falopio para prevenir la ovulación y la fertilización. Una ligadura de trompas laparoscópica generalmente resulta en una prevención exitosa y permanente del embarazo. Esta forma de cirugía a menudo se realiza de forma ambulatoria o después del parto.
Normalmente, una ligadura de trompas laparoscópica es un procedimiento relativamente corto, que toma tan solo 30 minutos. Se coloca al paciente bajo anestesia local durante toda la cirugía. Un cirujano hace una pequeña incisión en forma de «ojo de cerradura», generalmente de no más de 0.5 pulgadas (1 cm) de largo, dentro o cerca del ombligo. Luego, se inserta un laparoscopio, que es un instrumento largo y delgado, en esta incisión. El laparoscopio le permite al cirujano ver el interior del abdomen en un monitor de video durante la cirugía.
Se puede bombear gas de dióxido de carbono al área pélvica para «inflarlo», ofreciendo al cirujano una mejor visibilidad y acceso a las trompas de Falopio. Se puede hacer una segunda incisión para insertar otro instrumento que se usará para colocar un clip o anillo en las trompas de Falopio, o para cortarlas, atarlas o cauterizarlas para evitar su funcionamiento normal. Una vez que esto se completa, se retiran los instrumentos y se cierran las incisiones. Las incisiones son pequeñas, por lo que cerrarlas a menudo requiere solo uno o dos puntos.
Se observa al paciente durante varias horas después de la cirugía y, por lo general, se le da de alta para regresar a casa más tarde ese mismo día. Es común que los pacientes experimenten algunas molestias durante el período de recuperación. El dolor y los calambres, así como las náuseas leves como resultado de la anestesia, son síntomas posoperatorios que se informan con frecuencia, pero generalmente solo persisten durante unos días.
La ligadura de trompas laparoscópica tiene varias ventajas. El tamaño pequeño de la incisión reduce el riesgo de hemorragia y cicatrices, así como el potencial de infección que puede resultar de la exposición de los órganos internos durante la cirugía. El dolor y el tiempo de recuperación también se reducen al mínimo.
Aunque generalmente se considera un procedimiento seguro y estándar, existen algunos riesgos asociados con este tipo de cirugía. Los riesgos incluyen sangrado excesivo de la incisión, sangrado interno o daño a órganos cercanos y complicaciones de la anestesia. La tasa de complicaciones es baja, por lo general ocurre en solo uno a cuatro pacientes por cada 1,000 cirugías realizadas.
Algunas personas pueden no ser elegibles para la ligadura de trompas laparoscópica. Aquellos que se han sometido a cirugías abdominales previas pueden encontrar que la laparoscopia no es la solución más adecuada. Es posible que una laparoscopia no sea el método adecuado para las personas obesas. El costo de la cirugía puede ser un obstáculo para algunas personas, aunque el seguro médico a menudo cubrirá el procedimiento. Las mujeres que estén considerando este procedimiento deben consultar a un cirujano, ginecólogo o médico general para determinar cuidadosamente si la ligadura de trompas laparoscópica es la mejor opción.