La conservación arquitectónica es el proceso de preservación de edificios que tienen un valor histórico o estético. Puede implicar la implementación de estándares legales que prohíben a los propietarios modificar o demoler estructuras importantes, o invertir en edificios y materiales diseñados para durar mucho tiempo. La práctica de la conservación arquitectónica se puede aplicar tanto a estructuras antiguas, como las Grandes Pirámides de Giza, como a edificios relativamente nuevos, como las icónicas casas de piedra rojiza del siglo XIX que se encuentran en toda la ciudad de Nueva York. Esta práctica puede ser bastante controvertida, ya que los defensores citan la necesidad de preservar el pasado y los críticos argumentan que las prácticas de conservación son demasiado restrictivas y pueden obstaculizar el progreso.
El proceso de conservación arquitectónica se basa en tres tipos básicos de técnicas. La primera es la preservación, en la que las comunidades o municipios promulgan leyes que impiden que los propietarios realicen cambios en una estructura sin permiso. Esto ayuda a conservar las propiedades históricas o estéticas de la fachada y preserva la estructura para las generaciones futuras. Muchas ciudades permiten que los propietarios de propiedades de conservación realicen algunos cambios en el interior, aunque los cambios en el exterior están restringidos.
La rehabilitación y restauración son otra técnica utilizada en la conservación arquitectónica. Este método se enfoca en ayudar a los propietarios a realizar reparaciones delicadas y realizar un mantenimiento de rutina que ayudará a preservar la naturaleza histórica del edificio. La conservación rehabilitadora también se puede aplicar a estructuras abandonadas o muy dañadas. Un grupo de ciudadanos preocupados o una agencia municipal pueden asumir la responsabilidad de rehabilitar un edificio abandonado para preservar su estructura. Pueden restaurar el edificio y transformarlo en un museo, o conservar el edificio y usarlo para una nueva función.
Una tercera técnica utilizada en la conservación de la arquitectura consiste en construir con la mirada puesta en el futuro. Muchos constructores se enfocan en materiales más baratos que les ayuden a mantener bajos los costos. Algunos distritos o ciudades requieren que cualquier edificio nuevo o renovación dentro del área debe mantener ciertos estándares estéticos. Por ejemplo, un área de la calle principal bordeada de edificios de ladrillo puede requerir que cualquier propiedad nueva en el área inmediata también se construya con ladrillo. Esta técnica no solo mantiene el atractivo visual de la calle, sino que también garantiza que el edificio dure un período prolongado.
Las leyes y códigos de conservación arquitectónica son establecidos por pueblos o ciudades individuales. Algunas áreas con una rica historia pueden implementar distritos históricos, donde no se pueden hacer cambios sin la aprobación de un comité o de la comunidad. Otros implementan distritos de conservación menos restrictivos, donde los propietarios pueden hacer cambios menores, pero cualquier renovación o demolición importante requiere la aprobación del comité.