Hablar un idioma con fluidez requiere mucho más que un vocabulario suficientemente amplio y una comprensión de los aspectos más sutiles de la gramática de ese idioma. Cada idioma está repleto de subtexto. Las frases tienen significados sociales, ecos culturales e incluso insinuaciones que solo están disponibles para ciertos miembros del grupo de hablantes de la lengua. Para comunicarse realmente, un hablante debe tener una comprensión de los modismos comunes. Al final del día, para usar uno de esos modismos, deben convertirse en una segunda naturaleza.
El idioma «al final del día» es a la vez imagístico, poético y relativamente transparente en términos de significado. Es un modismo con dos trabajos. En primer lugar, resume una serie de datos previos y, en segundo lugar, indica lo que la información, en conjunto, significa en última instancia. Le permite al hablante considerar, sopesar la evidencia y sacar una conclusión que parece de alguna manera desprovista de un exceso de juicio.
Por ejemplo, un líder de equipo que está revisando un proyecto con compañeros de trabajo puede señalar una serie de decisiones que no se tomaron bien. A pesar de ello, el resultado del proyecto fue satisfactorio. Él o ella podría decirle a los miembros del equipo: «Al final del día, aunque probablemente podríamos haber aumentado los números, los resultados indican que nuestro enfoque fue exitoso».
Hay algo encantador y gentil en este idioma. Permite al hablante analizar y llegar a una conclusión final sin ser demasiado severo. Cuando esta expresión se pronuncia en voz alta, los oyentes sienten que han estado al tanto de los procesos mentales del hablante mientras él o ella ha estado pensando en voz alta. Es más fácil para los destinatarios de una decisión aceptarla si sienten que de alguna manera han participado en ella.
En el ejemplo anterior, si los resultados no hubieran sido satisfactorios, el líder del equipo podría haber dicho: “Aunque todos trabajaron duro, se cometieron algunos errores. Al final del día, parece que nos quedamos un poco cortos de nuestro objetivo «. Un amante que intenta desenredar suavemente los lazos del amor podría decirle a su amado: «Eres maravilloso y asombroso, pero al final del día, sé que no soy el adecuado para ti».
La frase pinta un cuadro oscuro. Es el crepúsculo en un puñado de sílabas, el momento preciso en el que los recuerdos intervienen para agregar sus susurros oníricos de esperanza y pesar. La frase ofrece una sensación de equilibrio y paz.