Un elefante blanco es algo costoso de mantener y difícil de deshacerse de él, aunque también suele ser raro y muy valioso, lo que complica la situación para sus dueños. Con este término se puede hacer referencia a muchas cosas, desde una casa palaciega hasta un collar extravagante. La palabra incluso ha inspirado una forma de intercambio de regalos en el que las personas intentan deshacerse de sus elefantes blancos encontrando a otras personas que podrían quererlos.
Según la leyenda, el concepto del elefante blanco tiene sus raíces en el sudeste asiático. Históricamente, los asiáticos del sudeste consideraban que el animal era afortunado, porque supuestamente uno se le apareció a la madre del Buda justo antes de su nacimiento para obsequiarle una flor de loto sagrada. Representaba pureza y conocimiento, y debido a que estos animales eran muy raros, se suponía que la vista de uno era una suerte.
Algunos monarcas asiáticos buscaron activamente a estos elefantes, porque se suponía que poseer un animal así transmitía prosperidad y buena fortuna, y sugería que el gobernante era sabio y justo. Dado que los elefantes albinos no crecen exactamente en los árboles, no todos los monarcas tenían acceso a uno para bendecir a la monarquía, mientras que otros tenían varios elefantes para elegir.
Supuestamente, los monarcas ofrecerían regalos de los sagrados elefantes blancos a sus cortesanos. Los elefantes estaban exentos de trabajar debido a su estatus sagrado y no podían ser vendidos, sacrificados ni regalados. Para sus dueños, los animales eran posesiones extremadamente costosas y, aunque valiosos, podían ser una maldición más que una bendición.
En algunas versiones de la historia, los reyes se las daban a cortesanos que habían caído en desgracia, con el objetivo de llevar a la bancarrota y humillar al destinatario del regalo. En otras historias, el animal estaba destinado a ser un regalo de genuina buena voluntad a los miembros favorecidos de la corte o sus familias. En cualquier caso, la leyenda del elefante blanco había entrado en la jerga común, y cuando los exploradores europeos entraron en la región, conocieron el concepto.
Uno de los ejemplos más clásicos de la versión moderna es una gran casa de campo. Estas casas suelen ser extremadamente costosas de mantener, pero muy difíciles de vender, porque los compradores potenciales pueden resistirse a asumir el trabajo y los gastos. En culturas donde ser propietario de una casa de este tipo es un signo de estatus social, los miembros de una familia pueden arruinarse para mantener la casa en funcionamiento, como en el caso de algunas familias inglesas y sus casas señoriales. Una respuesta a este problema en algunas regiones es la apertura de hogares privados a giras periódicas, filmaciones y otros eventos, y la familia utiliza los ingresos obtenidos para mantener la casa y los terrenos.