La ratificación es un proceso mediante el cual se valida un acuerdo para que sea vinculante. Varios tipos de acuerdos deben pasar por un proceso de ratificación para que sean válidos. El ejemplo clásico es un tratado, pero federaciones como los Estados Unidos también utilizan la ratificación para enmiendas constitucionales, y la ratificación también puede surgir en el derecho contractual. En el derecho contractual, cuando un agente emprende algo, es posible que deba ser ratificado antes de que entre en vigor.
Con los tratados, la negociación de un tratado a menudo involucra a agentes que actúan en nombre de sus países de origen. Estos agentes trabajan juntos para redactar un documento que creen que será aceptado por todas las naciones involucradas, y luego regresan a sus países de origen con el tratado. El tratado debe ser ratificado antes de que las naciones estén obligadas por él. Esto está diseñado para asegurar que las naciones tengan la oportunidad de aprobar o repudiar las acciones de sus agentes, y que los países no queden atrapados en tratados que no deseen respaldar.
La ratificación del tratado generalmente se realiza a través de un acto de gobierno en el que la legislatura vota si ratifica o no el tratado. Si se aprueba la votación, el tratado se firma y se aprueba. A menudo, los tratados se estructuran con una cláusula de activación para que entren en vigor cuando los firma un porcentaje determinado de las partes. Por eso, se dice que algunos tratados están ratificados y en vigor aunque todavía no hayan sido firmados por todas las partes.
Para las enmiendas en las naciones que las permiten, generalmente la legislatura debe aprobar por mayoría. Además, puede haber otras leyes vigentes, como requisitos que los estados o provincias individuales también deben aprobar, o que deben aprobar las sucesivas mayorías en la legislatura. También es posible en algunas regiones que una iniciativa desarrollada por los ciudadanos se utilice para enmendar la constitución.
En el derecho contractual, algunos contratos deben ratificarse antes de que sean válidos. Por lo general, se requiere la ratificación cuando los contratos se negocian en nombre de otra persona. En un ejemplo simple, cuando los sindicatos negocian con sus empleadores, regresan a los miembros del sindicato con un contrato y deben votarlo. Si es rechazado por los miembros del sindicato, no se ratifica y el sindicato debe volver a la mesa de negociaciones para intentar desarrollar un contrato que será aceptado.