El término «línea roja» se usa para referirse a la negación consciente de servicios financieros a personas en vecindarios particulares. La línea roja jugó un papel importante en el sesgo de vivienda en los Estados Unidos durante la década de 1970, y algunas personas argumentan que la práctica persiste, aunque es mucho más sutil de lo que solía ser. Como puede imaginar, la línea roja perjudica a las comunidades y a las personas que viven en ellas, creando guetos donde la gente no puede comprar casas, pedir préstamos o obtener un seguro, y generalmente afecta a los vecindarios de minorías y de bajos ingresos.
Esta palabra hace referencia al hecho de que las instituciones financieras solían dibujar literalmente líneas rojas alrededor de los vecindarios con los que no querían involucrarse. Muchas ciudades de los Estados Unidos se dividieron en sectores a principios del siglo XX, y las instituciones indicaron que los vecindarios más nuevos y más blancos deberían recibir más apoyo financiero que los vecindarios más antiguos y minoritarios. Algunos historiadores creen que la línea roja creó los guetos urbanos que existen hoy en muchas ciudades estadounidenses.
Un ejemplo clásico de línea roja es la discriminación hipotecaria. Históricamente, las personas que intentan comprar una casa en un vecindario marcado en rojo pueden encontrar que se les niega la solicitud, incluso si proporcionaban pruebas suficientes para indicar que eran personas financieramente responsables capaces de asumir las obligaciones que conlleva una hipoteca. Además, la línea roja también dificultaba que las personas obtuvieran préstamos para pequeñas empresas y otros préstamos que podrían haberse utilizado para mejorar sus comunidades.
La línea roja también podría dificultar la obtención de un seguro, ya que las agencias de seguros se niegan a asumir los riesgos de cubrir a las personas en ciertas áreas, y esta práctica persiste hasta el día de hoy, aunque las compañías de seguros lo niegan con vehemencia. Los bancos pueden negarse a ofrecer servicios en vecindarios marcados en rojo, lo que obliga a las personas a utilizar casas de empeño y servicios de cambio de cheques para sus necesidades financieras, y muchas cadenas minoristas practican la llamada «línea roja minorista», negándose a abrir sucursales en ciertas áreas. Como resultado, es posible que las personas en algunos vecindarios no puedan acceder a las tiendas de comestibles, los bancos y otras instituciones que necesitan.
La Ley de Vivienda Justa de 1968 prohibió las líneas rojas, y la Ley de Reinversión Comunitaria de 1977 también prohibió específicamente las líneas rojas al obligar a los prestamistas a evaluar a los solicitantes sobre la base de sus casos individuales, no de sus vecindarios. Estos actos legislativos surgieron en respuesta a la indignación pública por el marcado rojo y otras prácticas que violaron los derechos civiles. Sin embargo, algunas personas creen que la línea roja sigue siendo un problema, señalando los vecindarios extremadamente pobres y, a menudo, minoritarios que persisten en los Estados Unidos a pesar de las leyes que se supone que crean un acceso igualitario a los servicios financieros.