El término argot «ruido de sables» se utiliza para describir demostraciones de fuerza militar, y también de manera más general para cualquier intercambio de amenazas y posturas, especialmente en política. Como regla general, la gente usa este término de manera crítica, a menudo para referirse a acciones de gobiernos extranjeros que están destinadas a conllevar amenazas implícitas. También puede escuchar el término en el contexto de tratos comerciales de alto poder.
Esta frase es una referencia al sable, un tipo de espada que alguna vez fue llevada por todos los oficiales militares de alto rango. Los oficiales pueden amenazar con desenvainar sus espadas en una variedad de situaciones y, en algunas culturas, los oficiales hacen sonar sus sables en sus vainas para subrayar el mensaje de amenaza. Aunque los sables se usan típicamente solo de manera ceremonial en la actualidad, el concepto de ruido de sables sigue vivo.
El traqueteo de sable puede tomar varias formas. Por ejemplo, un país podría publicar ejercicios militares y otras demostraciones de fuerza, como detonaciones de prueba de nuevos sistemas de armas. En algunos casos, las naciones pueden incluso unirse para participar en algunos ruidos de sables; los miembros de la OTAN, por ejemplo, a menudo realizan ejercicios conjuntos tanto con el propósito de entrenar como para recordar a la gente el poder de la organización. El ruido del sable también puede aparecer en los discursos pronunciados por los jefes de estado o en forma de movimientos descarados de tropas y suministros.
En política, el ruido de sables aparece a menudo en forma de amenazas poco veladas que pueden o no llevarse a cabo. Muchos candidatos políticos se involucran en el ruido de sables en un intento de asustarse unos a otros, con la esperanza de eliminar una acción o declaración vergonzosa de un oponente. Muchos políticos utilizan una variedad de técnicas amenazantes en debates y foros públicos para socavar a sus oponentes.
Algunas personas consideran que el ruido de sables es una amenaza vacía, lo que implica que, en el caso de una amenaza grave, el sable, por supuesto, sería retirado de su funda. Sin embargo, también podría verse como una advertencia, especialmente cuando la lleva a cabo un país con la intención de enviar un mensaje a una nación contraria. Una demostración decisiva de fuerza militar podría alentar a una nación a reconsiderar los planes de invasión, por ejemplo, evitando así a ambas partes el dolor de una acción militar real. Las tácticas de intimidación también se pueden utilizar con el propósito de manipular, en un intento de hacer que un país capitule ante los términos de un tratado o acuerdo comercial en particular.