¿Qué es el eritema tóxico?

El eritema tóxico, a pesar de su nombre que suena decididamente cruel, es, de hecho, una erupción cutánea benigna que se observa en bebés recién nacidos. Es común, asintomático y no contagioso, y generalmente desaparece en unos días. Aunque es una enfermedad inofensiva, puede ser angustiante para los padres, especialmente para los padres primerizos, durante los primeros días de ansiedad de ser mamá o papá. Sin embargo, no hay ninguna razón para que un padre entre en pánico y no se requiere ningún tratamiento o medicación.

La erupción es más común en los bebés que llegan a término y se presenta desde un par de días después del nacimiento hasta dos semanas después del nacimiento. Puede aparecer dentro de las primeras 48 horas después del nacimiento, pero la mayoría de los casos ocurren después de esto. También llamado eritema toxicum neonatum (ETN), se presenta como pequeñas manchas o protuberancias, ampollas o, en algunos casos, pústulas que a menudo tienen un “halo” rojo alrededor. Las manchas pueden desaparecer en minutos o días en un lugar y aparecer en otras partes del cuerpo. Todas las partes del cuerpo pueden verse afectadas, pero rara vez se ve en las palmas de las manos o en las plantas de los pies.

Las manchas o ampollas pueden parecer blancas o llenas de pus, pero el líquido que contienen no es, de hecho, pus. No se encuentran virus ni bacterias en el líquido y se desconoce la causa del eritema tóxico. Se han formulado algunas hipótesis médicas sobre su causa, incluida la alergia, pero ninguna de ellas ha sido concluyente.

Aparte de la erupción visible, el eritema tóxico no presenta otros síntomas y no parece causar ninguna molestia al bebé. No requiere intervención médica y es autolimitante. Se debe seguir el cuidado normal de la piel de los recién nacidos con un jabón suave, si lo hay, y una loción para bebés. La erupción debería desaparecer en dos semanas. Si el bebé experimenta cualquier otro síntoma o si la erupción no desaparece en un par de semanas, se debe consultar a un médico de inmediato.

El diagnóstico es simple debido a la apariencia distintiva de la erupción. Si uno de los padres no está seguro, debe buscar consejo médico. Un médico podrá diagnosticarlo de inmediato e informará a los padres si se trata de eritema tóxico.

El eritema tóxico se ha descrito desde los primeros tiempos de Mesopotamia, y su primera descripción médica se atribuye al médico del siglo XV Bartholomaeus Metlinger. Afecta al 15-30 por ciento de los recién nacidos, independientemente de la raza o el sexo, aunque su incidencia parece diferir según la región geográfica. Esto podría deberse a la falta de información científica de algunos países.