La bronquitis bacteriana es una afección respiratoria potencialmente grave causada por la exposición a un patógeno. Esta forma de bronquitis, que a menudo se presenta de forma aguda, generalmente es precipitada por una infección bacteriana que afecta adversamente el delicado tejido bronquial y la respiración. A veces es difícil de diagnosticar debido a su similitud de presentación con la bronquitis de origen viral, la bronquitis bacteriana generalmente se trata con antibióticos. El tratamiento oportuno y apropiado es esencial para prevenir el daño pulmonar permanente que puede ocurrir si se ignoran los síntomas.
La exposición a un patógeno de origen bacteriano es la génesis de la infección y la inflamación bronquial asociada con la bronquitis bacteriana. La exposición regular a las toxinas ambientales y la contaminación puede dejar los delicados tejidos bronquiales vulnerables a las infecciones. La hospitalización reciente también puede aumentar la susceptibilidad de una persona a la bronquitis incluso si su exposición a patógenos bacterianos fue mínima. Las personas con inmunidad comprometida, alergias o aquellas a las que se les ha diagnosticado una afección médica crónica, como una enfermedad pulmonar, también se consideran en riesgo de padecer esta afección.
El diagnóstico de bronquitis bacteriana generalmente se realiza después de una consulta y un examen físico completos. Los sonidos pulmonares anormales detectados durante un examen pueden dar lugar a pruebas de diagnóstico adicionales, incluida una radiografía de tórax. Cuando se sospecha bronquitis relacionada con bacterias, se puede realizar un cultivo de esputo o nasal para determinar las bacterias responsables de inducir la infección. La respiración que está gravemente afectada puede provocar pruebas de la función pulmonar y de gases en sangre arterial para medir el volumen pulmonar y los niveles de oxígeno en la sangre.
La bronquitis posee varios signos reveladores que pueden presentarse en diversos grados según la gravedad de la infección. Las personas a menudo experimentarán ronquera, dolor generalizado y una tos profunda y persistente que puede producir esputo descolorido. La congestión bronquial puede afectar la respiración, provocando sibilancias y dificultad para respirar. No es raro que algunas personas se fatigan fácilmente o se queden sin aliento con poco o ningún esfuerzo físico. Las personas con una infección existente, inmunidad deteriorada y aquellos que fuman a menudo experimentan síntomas más pronunciados.
Las personas que experimenten signos de una posible infección bronquial no deben ignorar sus síntomas. Si no se trata, la bronquitis bacteriana puede contribuir a la neumonía y la bronquitis crónica. Aquellos a quienes se les ha diagnosticado una enfermedad respiratoria crónica, como asma o enfisema, son especialmente vulnerables a desarrollar bronconeumonía.
El tratamiento de la bronquitis bacteriana generalmente se centra en la erradicación de la infección. Es esencial que el medicamento antibiótico recetado se tome según las indicaciones y en su totalidad para prevenir una reinfección. También se pueden tomar medicamentos complementarios de venta libre (OTC), como analgésicos y supresores de la tos, para aliviar los síntomas. Se anima a las personas a mantenerse hidratadas y descansar lo suficiente para prevenir complicaciones.