Un protocolo de pensar en voz alta (TAP) es un método de prueba en el que se pide a los sujetos que hablen mientras interactúan con un manual, dispositivo o concepto. Pueden discutir cómo se sienten mientras trabajan y resolver problemas y soluciones en voz alta a medida que avanzan. Muchas instalaciones registran las pruebas y los observadores también toman notas. Esta información puede proporcionar comentarios importantes para mejorar un producto, comprender cómo las personas usan el pensamiento crítico para resolver problemas y recopilar información más general sobre cómo piensan y se comportan las personas.
En este proceso, el evaluador configura el entorno, generalmente con distracciones mínimas para controlar las variables. Al sujeto de la prueba se le puede asignar una tarea como usar un manual para ensamblar algo o solucionar problemas de un programa. Los sujetos también pueden interactuar con objetos desconocidos o probar cosas como software de computadora y controles mecánicos para dispositivos. El investigador le dice al sujeto sobre el propósito de la prueba, generalmente enfatizando que el objetivo es recopilar información de la manera más natural posible.
El evaluador en el protocolo de pensar en voz alta comienza a interactuar con el sujeto de la prueba, ofreciendo pensamientos. Estos pueden variar desde el disgusto por el diseño de un manual hasta un intento de solucionar un problema. A un participante se le puede presentar, por ejemplo, una computadora y pedirle que realice una tarea. El usuario puede hablar sobre intentar encontrar el programa adecuado para la tarea, aprender los controles del programa y buscar ayuda en la documentación de la computadora.
Este enfoque requiere un observador neutral que no comente ni interactúe durante el protocolo de pensar en voz alta. Si ocurren errores, el probador toma nota de las condiciones. Los usuarios que prueban un nuevo teléfono celular, por ejemplo, pueden cometer errores similares, lo que sugiere que algo anda mal con la interfaz; un botón que los diseñadores creen que es intuitivo, por ejemplo, puede resultar confuso. Del mismo modo, en la documentación de un manual para configurar un escritorio podría faltar una información clave que dé como resultado un error constante durante la prueba.
Los investigadores científicos pueden utilizar el protocolo pensar en voz alta para aprender más sobre la cognición humana, no necesariamente con el objetivo de probar un producto o un conjunto de documentación. Una mayor comprensión de cómo las personas resuelven problemas y se acercan a nuevos entornos puede ayudar a los investigadores con tareas como el tratamiento de pacientes con déficits cognitivos o el desarrollo de programas para personas con discapacidades de aprendizaje. Los sujetos disléxicos, por ejemplo, pueden mostrar a través de un protocolo de pensamiento en voz alta que un programa educativo supuestamente diseñado para ellos no funciona como se esperaba.