La cápsula articular se encuentra en el espacio donde dos o más huesos adyacentes se unen para formar una articulación sinovial o móvil, como el hombro o la rodilla. Típicamente delimitado por ligamentos, el tejido conectivo fibroso que mantiene unidos los huesos articulados, contiene cartílago para amortiguar los huesos entre sí y una cavidad llena de líquido sinovial para lubricar la articulación contra cualquier fricción creada por el movimiento. Estos se encuentran dentro del interior de las dos capas de la cápsula articular, el estrato sinovial o la membrana sinovial. En el exterior de esta membrana se encuentra el estrato fibroso, que está formado por tejido fibroso, no muy diferente del que forma un ligamento.
Mientras que el tejido fuera de la cápsula articular es bastante denso y fibroso, como en los ligamentos que estabilizan la articulación y el estrato fibroso, la membrana sinovial está formada por una capa delgada de tejido blando que contiene el contenido de la cavidad, es decir, la sinovial fluido. El líquido sinovial, viscoso y gelatinoso, es secretado por la membrana misma y llena no solo el espacio en la cavidad sino también cualquier espacio en el cartílago articular, que cubre los extremos de los huesos articulados. Durante el movimiento, los tejidos en movimiento lo empujan alrededor de la articulación, manteniendo al mínimo la fricción creada por los huesos que se rozan entre sí.
El cartílago en la cápsula articular actúa como una especie de parachoques, evitando que los huesos adyacentes entren en contacto directo y reduciendo la fuerza del impacto, como en la rodilla durante el movimiento de la marcha. En algunas articulaciones sinoviales, como el hombro, existe cierta distancia entre los extremos cubiertos de cartílago de los huesos articulados, lo que potencialmente disminuye la fricción en la articulación y permite un mayor rango de movimiento. El cartílago articular recibe nutrientes de la membrana sinovial, que a diferencia del cartílago está impregnado de capilares que entregan sangre llena de nutrientes, lo que le permite retener su volumen y elasticidad.
La inflamación de la cápsula articular es una patología generalizada, mejor conocida como artritis. Hay muchos tipos diferentes que afectan las articulaciones sinoviales y dañan el cartílago interno, pero dos formas son particularmente comunes. La artritis reumatoide se caracteriza por varias afecciones que irritan el cartílago al evitar que reciba nutrientes, como un exceso de líquido sinovial que asfixia el cartílago o una sobreproducción de células sinoviales, que luego pueden consumir todos los nutrientes que ingresan a la articulación desde la membrana. La osteoartritis, también conocida como enfermedad degenerativa de las articulaciones, implica una degeneración del cartílago como consecuencia de una lesión, enfermedad, edad o herencia y es la forma número uno de artritis.