El arpa clásica, o arpa de orquesta, es el instrumento más grande de la familia de arpas. Tiene 47 cuerdas, que componen seis octavas y media o escalas musicales y se juega con ambas manos: la mano izquierda toca las cuerdas inferiores y la mano derecha toca las cuerdas superiores. Normalmente es un instrumento solista, pero a veces se encuentra en un entorno orquestal. Puede tocar tanto líneas de melodía como acordes, como un piano o una guitarra, lo que le da una gran versatilidad.
La construcción de un arpa clásica es compleja y da como resultado un instrumento muy delicado. Las cuerdas mismas están unidas a una barra curva, que es apoyada por la base del instrumento. Tiene la forma de un triángulo con una esquina apoyada en el suelo. Para ayudar al arpista a navegar por las cuerdas, cada C es una cuerda roja y cada F es una cuerda negra.
Un lado del triángulo se tira hacia atrás contra el cuerpo del arpista mientras toca, por lo que todo el instrumento se apoya contra el músico. Un arpista siempre toca sentado, y el arpa descansa entre sus piernas, apoyándose contra el hombro derecho.
La caja de sonido, o cámara de resonancia, está integrada en el costado del arpa que descansa contra el arpista. Sin la caja de sonido, el arpa no sería lo suficientemente fuerte como para llevar a una orquesta. Es común que la caja de sonido esté decorada con tallas u otras decoraciones, solo con fines estéticos.
Las arpas clásicas están sintonizadas con la tecla de do bemol. Esto significa que el arpista solo puede tocar las notas que se encuentran en esa tecla. Para superar este problema, los pedales se utilizan para elevar universalmente el tono de las cuerdas hasta dos medios pasos.
Los medios pasos son la división musical más pequeña en una clave musical. La capacidad de elevar el tono uno o dos medios pasos le permite al arpista tocar en cualquier tecla. Hay siete pedales en un arpa clásica, uno para cada una de las siete notas en una escala musical. Cada pedal cambia el tono de todas las cuerdas de esa nota específica.
Las cuerdas también se pueden afinar individualmente con las clavijas de afinación. Las clavijas de ajuste requieren una herramienta especial para girarlas. Al igual que cualquier instrumento de cuerda, el arpa clásica puede desafinarse debido a la humedad o la presión excesiva sobre las cuerdas. Los arpistas deben verificar la afinación de su arpa regularmente para garantizar el mejor sonido. Aunque técnicamente es posible que el arpista vuelva a sintonizar una clave completamente diferente, esto llevaría mucho tiempo.