Una corriente de líquido utilizada para limpiar una cavidad corporal se conoce como ducha. Por lo general, asociado con el enjuague de la vagina, que también se conoce como irrigación vaginal, la ducha vaginal puede implicar el uso de agua corriente o una solución de agua y otros líquidos como el vinagre. Se puede hacer una ducha vaginal para lavar la vagina o se puede aplicar la medicación internamente. El líquido generalmente se inyecta en el cuerpo usando un aparato conocido como bolsa de ducha.
A menudo, las mujeres usan la ducha vaginal como método de higiene personal. Una variedad de duchas generalmente están disponibles para su compra en el mostrador para este propósito. La ducha se puede aplicar a la vagina para eliminar los restos de un período menstrual. Algunas mujeres lo usan como un medio para controlar los olores no deseados. Después de las relaciones sexuales, se puede usar una ducha vaginal en un intento de limpiar el semen con la esperanza de evitar el embarazo, aunque no se considera que sea un método anticonceptivo muy efectivo y, en algunos casos, puede forzar a los espermatozoides a penetrar más en la vagina.
En algunas situaciones, los médicos pueden usar ducha para ayudar a tratar un problema médico. Las mujeres que sufren infecciones vaginales crónicas por levaduras o bacterias pueden beneficiarse de este tipo de tratamiento. El médico le recetará una solución específica, diferente de las que se venden sin receta médica para fines de higiene, y supervisará el tratamiento en estos casos.
A pesar del hecho de que muchas mujeres se duchan para obtener beneficios físicos, la mayoría de los médicos y otros profesionales médicos recomiendan no hacerlo. Su propósito principal, limpiar la vagina, generalmente es innecesario ya que la vagina tiene mecanismos para limpiarse de forma natural. La mucosa secretada por la vagina ayuda a eliminar cualquier sustancia no deseada, incluidos todos los rastros de la menstruación. Los olores desagradables generalmente son el resultado de una infección u otros problemas subyacentes y, por lo tanto, deben tratarse médicamente, no con duchas vaginales.
Además de considerarse innecesario, las duchas vaginales también pueden tener consecuencias negativas. La vagina mantiene un equilibrio químico y bacteriano natural y saludable por sí sola; La introducción de una ducha puede alterar ese equilibrio, lo que provoca irritación e infecciones como las infecciones por hongos y la vaginosis bacteriana. Las infecciones también pueden viajar hasta el útero, las trompas de Falopio y los ovarios, lo que lleva a problemas más graves como la enfermedad inflamatoria pélvica. Debido a sus posibles efectos dañinos en el sistema reproductivo, las duchas vaginales pueden contribuir a problemas de fertilidad y problemas durante el embarazo.