La lipoescultura es una forma alternativa y mínimamente invasiva de liposucción que fue pionera a fines del siglo XX. En lugar de utilizar grandes incisiones para eliminar la grasa del cuerpo, la lipoescultura utiliza un pequeño mecanismo de succión para apuntar a los depósitos de grasa específicos debajo de la piel. El procedimiento se utiliza para contornear o afinar áreas del cuerpo, en lugar de reestructurarlo por completo.
La teoría detrás de este procedimiento cosmético fue postulada por el médico italiano Arpad Fischer en la década de 1970. Los primeros experimentos fueron realizados durante la próxima década por un médico francés, Pierre Fournier. Con la invención de la técnica tumescente a fines de la década de 1980 por el Dr. Jeffery Klein, el procedimiento ganó popularidad en Australia y se extendió por Europa y América.
La técnica tumescente es una parte vital del procedimiento de liposculpting. En este proceso, se inyecta un anestésico local a base de solución salina debajo de la piel en las áreas deseadas, lo que hace que la grasa se hinche y aumente su contenido líquido. Además, la solución salina adormece el área, eliminando la necesidad de un anestésico general, aunque se pueden proporcionar algunos medicamentos analgésicos o anestésicos adicionales. La grasa ablandada se succiona a través de jeringas mínimamente invasivas o tubos de succión metálicos llamados cánulas.
Los proponentes recomiendan la lipoescultura como una forma de eliminar o mitigar los depósitos de grasa que no desaparecerán, a pesar de la dieta y el ejercicio. Estos depósitos de grasa a menudo son el resultado de la genética y pueden ser difíciles de eliminar sin una cirugía estética. Sin embargo, el procedimiento solo puede eliminar una cantidad limitada de grasa por sesión, por lo que los pacientes más pesados pueden necesitar más de un tratamiento. La lipoescultura no pretende ser una cirugía para perder peso, ya que la grasa es ligera y el procedimiento de succión no puede eliminar más de unas pocas onzas.
Una de las razones de la popularidad de la lipoescultura es que es un procedimiento ambulatorio. Algunos médicos no administran medicamentos analgésicos que no sean la solución tumescente y permiten que sus pacientes conduzcan a casa después del procedimiento. El tiempo de recuperación generalmente es de uno o dos días, y el paciente puede reanudar su actividad normal después de este tiempo. Sin embargo, la gravedad del procedimiento y los medicamentos recetados varían de un médico a otro. Si planea hacerse una lipoescultura, siga las indicaciones de su médico.
Los efectos secundarios del procedimiento incluyen hinchazón localizada, hematomas y dolor en las áreas específicas que generalmente desaparecen después de unos días. La fuga de líquido de los sitios de inyección es común durante las primeras 48 horas, y algunos médicos proporcionan láminas de plástico para colocar en su cama para evitar manchas. La infección y la reacción alérgica son posibles consecuencias de la lipoescultura, y cualquier signo de estos efectos debe tratarse médicamente de inmediato.
La lipoescultura no es un método infalible. Gran parte del resultado se basa en la composición de la grasa en el cuerpo del paciente. Algunas personas con predisposiciones genéticas hacia la grasa altamente fibrosa pueden no experimentar mucha reducción en la grasa. Además, la capacidad de la piel para reformarse sobre los nuevos contornos varía de persona a persona. La flacidez de la piel sobre las áreas tratadas es posible, especialmente en pacientes mayores y aquellos con niveles bajos de colágeno.
Al igual que con cualquier cirugía, la lipoescultura debe investigarse a fondo antes de que decida probarla. Consulte con su médico personal antes de someterse a este o cualquier procedimiento, y asegúrese de investigar al médico que realiza la succión. Debido a que este procedimiento no se considera cirugía plástica, algunos médicos que lo ofrecen pueden no tener licencia en procedimientos cosméticos.