Un contrato psicológico es un concepto económico y psicológico que generalmente explica la dinámica de la relación entre una empresa y los trabajadores. El concepto básico también se puede usar para describir la dinámica en muchos tipos de relaciones donde las personas esperan beneficiarse mutuamente. En el nivel más simple, un contrato psicológico con un empleador generalmente implica un conjunto de expectativas con respecto al trabajo que se supone que debe proporcionar el empleado, mientras que a menudo se espera que el empleador proporcione un entorno de trabajo particular y algún tipo de seguridad sobre el futuro. Si un empleado o empleador se siente cómodo con un contrato psicológico puede tener grandes implicaciones para la relación laboral en el futuro.
Los primeros vestigios del contrato psicológico se forman en las primeras etapas de la entrevista y el proceso de contratación. El empleador y el empleado generalmente se informarán mutuamente sobre cómo esperan que sea la relación futura. En muchos casos, el empleador puede explicar el tipo de trabajo que la persona puede esperar y puede mencionar los beneficios no escritos que vienen con el trabajo.
Una vez que una persona comienza a trabajar para una empresa, puede descubrir que el contrato psicológico real es muy diferente de la percepción que se le dio en la entrevista. Por ejemplo, el empleador puede haber dicho que se esperaba que todos en una empresa tiraran de su propio peso, pero una vez que la persona comienza a trabajar, puede ser evidente que algunas personas no están haciendo su parte justa, y la empresa podría estar permitiéndolo. sin castigo Estas experiencias generalmente cambiarán la percepción de la persona de los términos del contrato psicológico, y en estos casos, la percepción a menudo se convierte en realidad.
También es probable que ocurran otros cambios en el contrato psicológico debido a alteraciones en el negocio. Por ejemplo, si una empresa cambia a un producto diferente, ese proceso generalmente cambiará los trabajos de muchas personas de varias maneras. A medida que cambian las empresas, el contrato normalmente evolucionará. Con el tiempo, los cambios pueden ser lo suficientemente grandes como para que el empleado o el empleador se sienta insatisfecho con toda la relación.
Un contrato psicológico también puede existir en otros tipos de relaciones. Por ejemplo, dos amigos pueden tener una relación con una variedad de expectativas psicológicas subyacentes sobre ciertas cosas que se proporcionarán mutuamente. Cuando se rompen esos lazos de beneficio mutuo, es posible que una amistad construida en este sentido sufra mucho.
Inteligente de activos.