La cirrosis y la hepatitis están relacionadas porque muchas personas que contraen una infección por hepatitis eventualmente desarrollan cirrosis. Si bien la infección por hepatitis C no siempre se vuelve crónica, puede hacerlo hasta en un 80% de los adultos que contraen el virus que la causa, el VHC. Hasta el 30% de los que padecen hepatitis C crónica eventualmente desarrollarán cirrosis o daño hepático permanente debido a la cicatrización del tejido hepático. Algunas personas que contraen hepatitis B eventualmente desarrollan cirrosis, aunque esto no es tan común. La hepatitis A y la hepatitis D generalmente no causan cirrosis.
Si bien la cirrosis y la hepatitis a menudo pueden estar relacionadas, la hepatitis no siempre es la causa de la cirrosis. Otras causas de cirrosis pueden incluir el consumo excesivo de alcohol, que puede ser la causa más común de cicatrices en el hígado. La exposición a tóxicos, reacciones a medicamentos recetados, infestación parasitaria y enfermedades como la enfermedad de Wilson o la cirrosis cardíaca también pueden provocar cirrosis hepática.
Algunas personas que desarrollan una infección crónica por hepatitis C tienen más probabilidades que otras de sufrir cirrosis y hepatitis. El consumo de alcohol antes o después de la infección por hepatitis puede aumentar el riesgo de que eventualmente se produzca cirrosis. Las personas infectadas con el VIH o la hepatitis B junto con la hepatitis C tienen más probabilidades de experimentar cicatrices importantes en el hígado. Los pacientes con hepatitis C a menudo se vuelven más propensos a desarrollar cirrosis a medida que envejecen, lo que lleva a los médicos a creer que la terapia agresiva para la hepatitis C en pacientes menores de 45 años puede ser muy beneficiosa. Cuanto más joven es una persona cuando contrae hepatitis C, es menos probable que desarrolle cirrosis como complicación.
Otros factores que pueden debilitar el vínculo entre la cirrosis y la hepatitis pueden incluir el sexo y el historial de tratamiento. Los hombres pueden tener más probabilidades que las mujeres de desarrollar cirrosis. Los pacientes que han tomado el medicamento antiviral interferón para tratar su infección por hepatitis C pueden tener un riesgo reducido de sufrir cirrosis en el futuro.
Los expertos creen que no existe un vínculo entre el genotipo específico del virus de la hepatitis C contraído y la probabilidad de desarrollar cirrosis. Los investigadores han descubierto que existen al menos seis cepas de este virus. La gravedad de la infección del paciente tampoco parece tener relación con la probabilidad de que finalmente desarrolle cirrosis.