Las funciones ejecutivas encarnan un concepto utilizado en la psicología moderna para describir cómo los humanos controlan los procesos cognitivos. Incluyen una variedad de procesos neurológicos cerebrales responsables de analizar la información entrante al cerebro y determinar las respuestas conductuales adecuadas. Por ejemplo, un niño aprende las reglas del aula de un maestro y luego aprende a cumplir dichas reglas, inhibiendo el comportamiento inapropiado a través de recordatorios repetitivos. Los procesos cognitivos asociados con las funciones ejecutivas ayudan al niño a aplicar esas mismas reglas y respuestas aprendidas cuando la clase se involucra en situaciones novedosas fuera del entorno típico del aula.
En psicología, el término función ejecutiva aparece indistintamente con términos como sistema de supervisión de la atención y control cognitivo. Independientemente del término exacto utilizado, el concepto de funciones ejecutivas sigue siendo solo un sistema teorizado, con pocos o ningún componente biológicamente identificable además del cerebro y los procesos neurológicos asociados. Los neurocientíficos, psicólogos y profesionales similares utilizan el concepto de control cognitivo para describir la relación entre el procesamiento de información sensorial y la planificación o ejecución de respuestas.
Los psicólogos teorizan que los humanos aprenden patrones establecidos de comportamientos aceptables e inaceptables, conocidos como esquemas. Los esquemas de un individuo se desarrollan mediante la recopilación de información del lenguaje, los estímulos auditivos y la entrada táctil. Las funciones ejecutivas permiten a las personas aplicar esquemas conocidos a entornos y situaciones únicos o nuevos. Al tomar decisiones o planificar acciones en un nuevo entorno, una persona se basa en experiencias anteriores y respuestas aprendidas. Dichos esquemas, asumiendo que el individuo mantiene habilidades cognitivas normales, ayudan al individuo a determinar posibles amenazas o peligros, teorizar los resultados y elegir acciones apropiadas.
El estudio de las funciones ejecutivas y los procesos cognitivos, conocidos colectivamente como neuropsicología cognitiva, continúa buscando marcadores biológicos, pistas y tratamientos efectivos para varios déficits en el control cognitivo. Investigadores de la Universidad de Harvard en Cambridge, Massachusetts, por ejemplo, estudian la arquitectura neurológica del cerebro en busca de conexiones entre el lenguaje y el procesamiento visual con varios sistemas cognitivos. Harvard participa principalmente en estudios que involucran trastornos del lenguaje, pero otros investigadores se dedican a áreas de estudio como el procesamiento auditivo o la memoria.
Las personas con trastornos que se sabe que interfieren con las capacidades cognitivas, como el trastorno del aprendizaje no verbal o los trastornos del espectro autista, a menudo exhiben capacidades disminuidas en términos de funciones ejecutivas. Los niños y adultos con tales trastornos suelen tener dificultades en áreas de autocontrol, así como desafíos de control motor que involucran conductas de equilibrio y autoestimulación. Estos pacientes a menudo tienen dificultades para elegir las respuestas apropiadas tanto en entornos familiares como nuevos, con una notoria falta de esquemas o lentos para desarrollarlos. Estos pacientes también suelen presentar un retraso en el desarrollo del procesamiento del lenguaje y del pensamiento abstracto.