Las microagujas son agujas extremadamente pequeñas que se utilizan para extraer sangre o administrar medicamentos sin penetrar la piel y el tejido subyacente tan profundamente como las agujas o jeringas hipodérmicas tradicionales. Cuando se usa con fines médicos, se colocan filas de varios cientos de microagujas en pequeños parches que luego se aplican a la piel. Las microagujas hacen orificios microscópicos en la capa más externa de la piel y extraen pequeñas cantidades de sangre o administran un medicamento, un proceso a veces llamado administración transdérmica de medicamentos. Causan un dolor y un trauma mínimos en comparación con las agujas tradicionales y se utilizan para diversos fines médicos, como vacunas, control del dolor y control de la glucosa en sangre. Las microagujas son una tecnología médica relativamente nueva y son objeto de una extensa investigación y estudio.
El tamaño de una microaguja se mide en micrones. Un micrón es una milésima de milímetro, y una microaguja no suele tener más de 1 micrón de diámetro y entre 1 y 100 micrones de largo. Los parches recubiertos con microagujas se describen como una sensación similar al papel de lija cuando se tocan. Estas agujas son tan pequeñas que se han utilizado para administrar medicamentos en células individuales. Las agujas pueden estar hechas de una variedad de materiales, incluidos metales, silicona, polímeros, cerámica y vidrio, y se fabrican utilizando técnicas de microfabricación similares a los procesos utilizados en la nanotecnología y la producción de microchips.
Las microagujas tienen varias ventajas sobre las jeringas y las agujas hipodérmicas. Son prácticamente indoloros porque no llegan a la profundidad suficiente para tocar ningún nervio, penetrando solo la capa más externa de la piel. La penetración poco profunda también significa que hay menos posibilidades de infección y lesión. Además, esta tecnología hace que sea más fácil administrar exactamente la cantidad correcta de un medicamento, lo que hace posible el uso de dosis más bajas, y el desarrollo de microagujas solubles podría ayudar a reducir el problema de las agujas desechadas.
Los parches de microagujas también son baratos de fabricar y no tienen que ser administrados por profesionales médicos, lo que los hace ideales para programas de vacunación a gran escala en países en desarrollo. El desarrollo de un parche de inmunización también facilitaría la administración de vacunas infantiles y vacunas contra la influenza estacional en los países desarrollados. Las microagujas se utilizan para algunos tipos de análisis de sangre, por ejemplo, el control de la glucosa en sangre para diabéticos.
El uso de parches de microagujas ya se ha estudiado con resultados positivos en áreas como el manejo del dolor, la terapia de reemplazo hormonal y como una forma de administrar medicamentos para tratar la insuficiencia cardíaca congestiva. Los posibles usos futuros incluyen la administración de nanopartículas al cuerpo para varios tratamientos, la terapia génica dirigida y el rejuvenecimiento de la piel.