El sistema nervioso central es una parte del cuerpo que incluye el cerebro, la columna vertebral y los nervios circundantes, todos los cuales se ven afectados por el consumo de alcohol. El alcohol y el sistema nervioso central están conectados por los efectos depresores del alcohol en la mente, las emociones, el habla y la capacidad de juzgar y tomar decisiones. Cuando se consume alcohol, el deterioro del sistema nervioso central sigue un comportamiento rutinario, categorizado primero por la incapacidad para pensar con claridad seguida de movimientos inadecuados y falta de equilibrio. La pérdida de memoria y la confusión también son síntomas comunes asociados con el alcohol y el sistema nervioso central, al igual que los arrebatos emocionales y la inestabilidad.
Existen muchas relaciones conocidas entre el alcohol y el sistema nervioso central, la mayoría de las cuales involucran la mente, las emociones y el comportamiento físico. La primera conexión que se ha investigado ampliamente es la disminución de la capacidad para tomar decisiones o juicios sabios. Cuando se consume alcohol en grandes cantidades, el pensamiento se vuelve confuso y poco claro, lo que a menudo resulta en pérdida de memoria, confusión y habilidades deficientes de pensamiento crítico. La mala toma de decisiones también aumenta durante este tiempo, ya que el funcionamiento adecuado del cerebro se ve obstaculizado y deprimido después de consumir grandes cantidades de alcohol.
La depresión emocional y los problemas del estado de ánimo también resultan después del consumo de alcohol, a pesar de que el alcohol se percibe como un estimulante emocional y físico. Aunque los arrebatos emocionales pueden ocurrir durante un estado de borrachera o nebuloso, se considera que el alcohol exagera las emociones y hace que las personas se vuelvan inestables y tengan emociones encontradas. Dado que el comportamiento y las decisiones a menudo ocurren como resultado de un sentimiento o emoción, también se tomarán malas decisiones mientras el sistema nervioso central está deprimido por el consumo de alcohol. La felicidad, la ira y la tristeza son emociones comunes que se experimentan durante la bebida y, a menudo, son exageradas y aparecen en una secuencia específica.
El equilibrio y la coordinación deficientes también son ejemplos comunes de la relación entre el alcohol y el sistema nervioso central y, a menudo, implican torpeza y mala postura. Dado que la mente controla todos los aspectos del comportamiento y el movimiento físico, hace que la acción depresiva del alcohol pueda dificultar el movimiento y el equilibrio. Esto también puede afectar áreas como la conducción o el manejo de maquinaria, ya que la coordinación a menudo se ralentiza y se desenfoca. La ejecución adecuada de tareas simples a menudo puede volverse bastante difícil de lograr después del consumo de alcohol.