Los síntomas de la congestión nasal en los bebés incluyen dificultad para alimentarse, tos, respiración ruidosa y estornudos. Por lo general, la congestión nasal en los bebés, como ocurre con las personas de todas las edades, es el resultado de la inflamación de los conductos nasales y no es causada por una acumulación de moco. Además, la congestión nasal en los bebés también puede producir un llanto áspero o ronco y babeo excesivo. Aunque el babeo en los bebés es normal y esperado, los episodios excesivos de babeo pueden indicar congestión nasal. Los bebés no pueden expresar sus quejas, por lo que su condición debe ser monitoreada de cerca para detectar cambios que puedan indicar angustia.
Por lo general, la congestión nasal en los bebés es causada por una infección viral o bacteriana, alergias a la fórmula, aire seco y agrandamiento de las adenoides. Aunque el drenaje nasal y el moco nasal excesivo suelen indicar una enfermedad, la congestión nasal a veces no lo es. La respiración ruidosa y la congestión nasal pueden ser el resultado de la pequeña estructura de la nariz del bebé y con frecuencia se resolverán a medida que el bebé crece y su nariz se agranda.
Las gotas nasales salinas de venta libre pueden ayudar a humedecer los conductos nasales y eliminar las secreciones secas. La instalación de un vaporizador en la habitación del bebé agregará humedad al aire y aliviará la congestión nasal. La unidad vaporizadora debe mantenerse escrupulosamente limpia porque las bacterias pueden propagarse y causar infecciones si el dispositivo no se limpia después de cada uso.
Cuando la congestión nasal en los bebés está relacionada con una infección bacteriana, el pediatra suele recetar antibióticos líquidos. Por lo general, los bebés los toleran bien; sin embargo, a veces pueden causar irritación del estómago o incluso hacer que el bebé vomite. Es importante que el bebé retenga su antibiótico y si continúa vomitando cuando se le administra el antibiótico, se debe notificar al pediatra para que pueda ofrecer un tratamiento alternativo a la infección. Cuando la infección desaparece, la congestión nasal relacionada con la infección también disminuirá.
La congestión nasal en los bebés es el resultado de la inflamación de los conductos nasales y no una sobreabundancia de moco. Por esta razón, no se recomiendan las jeringas de bulbo para bebés. El uso de este instrumento probablemente solo irritará más los tejidos y exacerbará la congestión.
Las fórmulas y los cereales para lactantes a veces pueden desencadenar alergias y la consiguiente congestión nasal. El pediatra puede experimentar con diferentes marcas y formulaciones para determinar mejor cuál causa la menor reacción alérgica. A veces, este es un proceso largo y arduo, sin embargo, generalmente se encuentra una fórmula libre de alergias que no produce síntomas de alergia como la congestión de los senos nasales. Ocasionalmente, el pediatra recomendará que el bebé consulte a un alergólogo para determinar con más detalle a qué es alérgico, lo que facilitará mejor un plan de tratamiento adecuado.