Las habilidades motoras perceptivas son habilidades físicas que requieren cierta información perceptiva para ejecutarse en función de las intenciones del individuo que se mueve. La coordinación mano-ojo, por ejemplo, es una habilidad motriz perceptiva porque uno debe coordinar las acciones físicas de las manos con la percepción visual para lograr un determinado resultado deseado. Las acciones simples como caminar y evitar obstáculos, patear una pelota y comer requieren habilidades motoras perceptivas, al igual que habilidades más complejas como las que se usan en la danza, las artes marciales y muchas otras actividades atléticas y artísticas. La mayoría de las personas desarrollan suficientes habilidades motoras perceptivas durante la infancia, pero muchas optan por desarrollarlas más para practicar un deporte, arte u otra actividad determinada.
La mayoría de las habilidades motoras perceptivas se basan en la percepción visual, ya que ésta generalmente proporciona la mayor cantidad de información sobre el entorno y las posiciones de las partes del cuerpo. Cuando uno quiere alcanzar un objeto en su entorno, por ejemplo, generalmente ve el objeto y luego coordina su acción física basándose en esa percepción visual. Es posible actuar basándose en el tacto, el oído o incluso el olfato, pero generalmente es mucho más difícil y conduce a movimientos mucho menos precisos y menos coordinados. Solo la vista puede usarse de manera efectiva para juzgar la posición de las extremidades en relación con varios elementos del entorno.
En la mayoría de los casos, las habilidades motoras perceptivas que se utilizan en la vida cotidiana se desarrollan durante el desarrollo de la primera infancia. Los bebés aprenden a caminar, a manipular objetos en su entorno y a participar en muchas otras acciones que se basan en la percepción. Con el tiempo, los niños aprenden a vincular de manera más precisa sus acciones con sus percepciones, por lo que las llevan a cabo de una manera más elegante y correcta. Una variedad de diferentes trastornos del desarrollo pueden causar problemas cognitivos, perceptivos o físicos que retrasan o impiden por completo el desarrollo de algunas habilidades motoras perceptivas.
Aunque casi todas las personas desarrollan naturalmente las habilidades motoras perceptivas básicas necesarias para navegar e interactuar con sus entornos, algunas personas optan por desarrollar dichas habilidades aún más. Mejorar las habilidades motoras perceptivas, como golpear una pelota de béisbol o realizar un determinado movimiento de baile, requiere práctica y repetición. Al principio, es probable que uno necesite moverse lentamente a través de la acción, pero con el tiempo uno tiende a familiarizarse con los factores físicos, perceptuales y ambientales relevantes. Con suficiente práctica, las nuevas habilidades físicas que dependen de la percepción pueden volverse completamente automáticas.