Benigno y maligno son dos términos médicos que se utilizan para describir crecimientos anormales en el cuerpo. Los crecimientos benignos son tumores localizados que carecen de los rasgos agresivos de los tumores cancerosos, aunque no son tan inofensivos como podría sugerir «benignos». Los tumores malignos son crecimientos peligrosos que se clasifican como cancerosos. Comprender la diferencia entre benigno y maligno es importante para los pacientes que reciben resultados de biopsias y otros procedimientos médicos.
Se pueden observar varias características en un crecimiento maligno. El tumor generalmente crece muy rápido. Invade rápidamente los tejidos circundantes, lo que dificulta su extracción porque un cirujano puede dejar las células cancerosas si no logra encontrar los márgenes del crecimiento. Finalmente, un crecimiento maligno puede extenderse a otras áreas del cuerpo en un proceso conocido como metástasis, a través del sistema linfático.
Los crecimientos benignos están localizados. No invaden los tejidos circundantes y no pueden hacer metástasis. Por lo general, se pueden tratar con cirugía y, aunque pueden crecer bastante, su crecimiento es, en última instancia, limitado. Sin embargo, esto no significa que los crecimientos benignos no sean peligrosos. Pueden crecer lo suficiente como para ejercer presión sobre los órganos o crear obstrucciones. Los crecimientos benignos también pueden volverse malignos.
Los enfoques para el tratamiento de crecimientos benignos y malignos varían, dependiendo de dónde se encuentren y de qué tipo de crecimientos se encuentren. Tanto para los crecimientos benignos como para los malignos, una opción es la cirugía para extirparlos. En los crecimientos benignos, el tratamiento quirúrgico puede ser suficiente, con cierta monitorización en el futuro para detectar signos de cambios celulares. Es posible que los crecimientos malignos también deban tratarse con quimioterapia, radiación y otros medios.
En el laboratorio, un técnico puede determinar la diferencia entre crecimientos benignos y malignos mirando bajo el microscopio. El técnico determina qué tipo de células están involucradas y documenta esta y otra información útil en un informe revisado por el médico del paciente. Las pruebas de laboratorio son un paso importante para abordar un crecimiento anormal porque determinan el curso del tratamiento.
Los crecimientos benignos y malignos pueden ocurrir en personas de todas las edades. A veces se desarrollan en respuesta a variaciones genéticas o factores ambientales. En otros casos, parecen ocurrir de manera espontánea, sin una causa clara para algunos tipos de crecimientos. Estar alerta a los cambios físicos es importante tanto para los pacientes como para los médicos, a fin de permitirles identificar los crecimientos lo antes posible. Retrasar el tratamiento puede tener consecuencias peligrosas para algunos tipos de crecimientos benignos y la mayoría de los tumores malignos.